“Bienaventurado el varón que soporta tentación;
porque cuando haya resistido la prueba,
recibirá la corona de vida,
que Dios ha prometido a los que le aman”

Santiago 1:12



Eres mi última tentación y la definitiva
la que podría cambiar el rumbo de mi vida
y borrar de un tajo la idea ilusa de haberte olvidado para siempre
eres la que podría renacer de las cenizas
como si nunca te hubieras calcinado
y no ser más un fantasma oculto del pasado
eres la que podría con una sola mirada derrumbar mis fortalezas
y con sólo un beso despertar mi hombría adormecida.

Eres mi última tentación y la definitiva
y me da miedo saber que aún dentro de mí existes
y que ante tus ojos soy débil y podría desfallecer
y me da miedo –lo confieso-
no poseer fuerzas para rechazar tus caricias hechiceras.

Eres mi última tentación y la definitiva
y no sé qué hacer ante tus voces que me llaman desde lejos
ni qué pensar ante la nueva vida que sin ti me propuse enfrentar
ni tampoco qué decir ante el resplandor de tu embriagador ser
que jamás en mí pudo del todo languidecer.

Eres mi última tentación
la más obscura
la definitiva
y por los dos –y rogándole a Dios-
espero no caer nunca más en tentación...



Bogotá, Junio 13 de 2005 / 3:25 p.m