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Un amigo que me agrada me preguntó en el chat acerca de mi vida sexual. No fueron esas sus palabras exactas, la idea era saber si había tenido sexo últimamente. ¿Qué tipo de pregunta es esa? Una para espantar a mi madre seguramente, aunque eso da lo mismo, pues no le contare la anécdota hasta que envejezca.
¿Para qué un hombre pregunta sobre sexo a una mujer? A veces me cuesta pensar en mi misma como una mujer adulta, pero para él ciertamente yo soy eso, una mujer de 25.
Le contesté la verdad, que no tenía pareja porque no estaba con nadie estable hace tiempo, y le comenté algo de mi última experiencia, pero no quise entrar en detalles. Supongo que hice lo correcto de acuerdo al estricto código de ética materno, y quizá también por mi misma. Normalmente, no me asquea contar mis cosas, soy bien impúdica, pero tratándose de un hombre atractivo, que potencialmente promete ser incluso una buena aventura, ¿para qué arruinar la posibilidad con un comentario inadecuado?
Él me comentó su última vez, me dijo que algunas veces lo hacía sólo por agradarse, por “having fun”. Lo hallo frívolo, el concepto no a él. Pero no me parece algo desconocido, ya hace unos años escuché que había quienes tenían sexo como una labor de higiene mental o algo así, aunque de hecho, no percibo que mi amigo sea de esa actitud.
Además, lo otro que me inquieta es que de un tiempo a esta parte, para mí también está presente la opción de tener sexo por razones de higiene mental. Y aunque no incluyo la idea en mi menú de inicio, sí ronda los menús alternativos. Claro, efectivamente no tengo una pareja estable, tampoco tengo affaires ocasionales, entonces las fantasías acuden a los sentidos como a todas las personas y entra a jugar un complejo tablero de ajedrez mi moral y buenas costumbres con mis ganas de saciar una necesidad fisiológica normal.
¿Qué es lo sano?
¿Permitirse perder el juicio en algunas ocasiones, vivir pasiones momentáneas y continuar; o ponerle juicio a las pasiones, relacionarse con alguien en serio y buscar en la estabilidad una respuesta?
Porque de todos modos, sin querer transformarse en hombre, a veces parece que la imaginación juega una mala pasada, y lo que parece esencialmente una reacción masculina: buscar la sexualidad como modo de acallar los sentidos, se transforma en algo cotidiano y propio de ambos sexos. También quiero divertirme, y no necesariamente de modo célibe, sin embargo, algo me sopla que el sólo hecho de tener una mala impresión del sexo casual es un indicador de que hay gente que sirve para él y gente que no, y que aparentemente yo entro en el segundo grupo, siempre y cuando me alcance la voluntad en el minuto preciso para evitarlo.
Y me queda pendiente el otro problema, ¿hasta qué punto es sano hablar de la propia experiencia a personas del sexo opuesto? Porque no se trata sólo de contar anécdotas sin rostro. Cuando contamos nuestros secretos sexuales admitimos al menos un rostro en la memoria, el propio. ¿Quiero que un hombre que me agrada me imagine teniendo relaciones sexuales con otro? No se trata de que sepa que no soy virgen, se trata de que sepa a ciencia cierta algunos detalles de lo que me pueda haber ocurrido al relacionarme con otros personajes, que incluso puede que algún día él conozca.
Lidiar con las propias pulsiones y con las ganas de tener contacto con personas agradables es algo necesario, administrable, negociable. La escala valórica que otorguemos a las actitudes sexuales que asumamos depende de cada uno. Y son modificables de acuerdo con nuestra madurez, entorno y necesidades. Sin embargo, el acto de pudor o impudicia de guardarse o contar lo que sin duda es memoria privada, yo lo dejo para conversación de amigas... o conversaciones con amigos que se las dan de amigas. Así se evita uno el bochorno de entrar a explicar luego de consumada la aventura con quien estabas comparándolo in actum.

Texto agregado el 05-09-2003, y leído por 399 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
02-05-2004 la cuestión querida Fermina quizá sea el dar con el hombre adecuado para cada menester, no habría que plantearse si se sirve o no para la aventura sexual o para el amor, creo q todos/as servimos para cualquier cosa a la que la vida nos quiera someter, sólo hay que aprovechar el momento y dejarse llevar para disfrutar d cualquier situación. Muy buena pues tu reflexión. Vihima
 
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