Hay un hueco en este día
el abismo de un domingo
la sima de mi desesperanza
y el piano martilla
moonlight.

Hay melancolía
mezclada en este miedo
a la existencia
corre la sangre en la memoria
y el corazón se da cuenta
dos notas graves
matándose
por el llanto de una melodía.

Y a ella, escondida
detrás
se le ocurre olvidar.

Semblanza de los puños y la lengua
navajas y vendas
una atrocidad deliberada
escrita y anunciada
con la crueldad de una sonrisa.

La desesperación te hace perdonar
y después
nada.

Ah! si el maldito allegretto
presto agitato de la ciudad
se callara...
...daría mi alma
a la tristeza
y mis oídos
vivirían de noche
suspendido
dentro de mí
encerrado
en las tinieblas.

¡Quedarme sordo!

El silencio sirve para escucharlo
para disfrutar su intimidad
y olvidar con él
las horas
hasta que vuelva el recuerdo
la agitación del pasado
los momentos
aciagos de ternura
de felicidad
y de belleza
pasajera y cruel.

Verdaderamente cruel.

Que daño me hace escuchar
a Beethoven
prodigio en las manos eternas
caminando sobre las teclas.
Los golpes al marfil
se refieren a mí locura inventada
a mi soledad patética
a mi alcoholismo prematuro
a mis ganas de llorar...

Tanto castigo merece escribirse
o quizá ignorarlo
y rescribir con furor malsano
sobre la ignorancia
con un buen cigarro
un vodka tonic.

Y todo por un maldito
hueco
y ese compacto
del Vienés
sonando
en mi cerebro.

Domingo lleno
de ceniza
mereces la música
de la tarde
solitaria y agónica
angustia que el piano martilla.

Moonlight se apaga
se aleja.

Ahora escucho el ventilador.

Veo caer el sol.

La tarde desfallece

y estoy... Solo.




12/06/05




12/06/05