No pensaba, solo miraba, atónito por lo escuchado. Luego de un par de segundos reaccionó- ¿cómo? ¿Y dónde está ahora?. No sabía qué hacer, si pegarle al tipo o correr por la calle en busca de ella. Sabía que Isabel nunca había sido la mujer perfecta, sin embargo era la que más se acercaba a su ideal de perfección. Y ahora, ahora ¿ya no estaba?, no, definitivamente era imposible ¿cómo era posible que una mujer tan llena de vida, tan hermosa, tan exitosa llegara a su fin asi?, no, definitivamente era iluso, simplemente, era una broma de ese tipo que en frente de él le miraba sin saber qué hacer.
-Está bien, junto a su familia, en su hogar- dijo el tipo. Para ti estará bien huevon, pensó, si ni la conociste, jamás supiste ver en ella lo que vi yo, nadie pudo ver en ella lo que vi yo, nadie.
-¿Y cómo fue?
-Iba a la costa con sus dos amigas a celebrar su premio de literatura por el estudio que hizo.
-Si, si ya sabía que lo había ganado, yo mismo se lo dije.
-Usted era muy buen amigo de ella ¿cierto?
-Si, muy buen amigo.
Y ese era el problema, solo un buen amigo, y jamás se había atrevido a decirle lo que en verdad sentía por ella,sólo por miedo, siempre la había mirado a lo lejos, admirando en secreto su belleza, deseándola en un sueño prohibido, puesto que él era sólo su amigo, el amigo aquél que fue padrino de su matrimonio, el compadre del desgraciado que la dejó botada en cuanto se encontró con quién reemplazarla...¡pero si ella era irreemplazable!.
-¿Y cuándo son los funerales?
-Mañana a las cuatro
-Yo estaré allí, para mirarla por última vez.
Y no aguantó más, se levantó de su asiento, miró al tipo y rompió a llorar -Siempre fue el maldito miedo-le dijo.
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