Los que de de contarles, mis queridos nietos ahora que nos encontramos en casa aconteció de la siguiente forma, si es que mis recuerdos no me fallan y mi artritis me deja acomodar mejor:
Ellos hicieron un semicírculo a mi alrededor.
Yo nací en un pueblo saharaui denominado Hamada, en la época precolonial. Soy hijo de una oriunda del lugar y un general español.
La ciudad en mi época de niño, era un centro comercial de un reino, cuyo Rey era un déspota aborrecido por los de mi pueblo.
Los que habitaban el reino, eran tan nómadas como yo. El Rey “Hassan, el bárbaro”, nos sometía a unos tributos excesivos para el ingreso tan menguado de nosotros, el pueblo saharauí.
Un día, me acuerdo hasta la fecha ahora que soy un viejo, apareció un extraño de tez blanca y lenguaje raro por Hamada.
Más tarde me enteré que hablaba un idioma que dicen ser español.
Por esa época yo poseía diez años; el atavío de su ropaje y el animal que lo portaba fue lo que más llamó la atención. Luego me enteré que a ese animal le dicen caballo.
Al día de hoy recuerdo los hechos:
El español, se presentó como mencioné antes; a caballo con porte mediterráneo.
La mayoría de los de mi pueblo vivían en pequeños campamentos formados por algunas jaimas, con el objeto de controlar el ganado, formado principalmente por cabras y camellos.
Este, venía al castillo del rey “Hassan, el bárbaro” por motivos de comercio; era un soldado. Le gustó el lugar y tuvo relación con una aldeana de aquí, según relatos de mi madre.
Todo comenzó cuando el Rey Hassan quiso ponernos un impuesto más. El pueblo padecía hambre.
Estos hicieron frente al ejército del Rey Hassan, En Saguiet el-Hamra.
Se formó un frente común entre todos los nómades de la región. Cuando se dio el ataque del ejército del Rey recuerdo, aún hoy que soy un viejo, se contraatacó desde tres francos distintos. Fue una batalla épica.
Como se formó la falange de saharauis, no lo recuerdo pero se logró formar un gran ejercito.
La falange constaba de 64 batallones. Cada uno estaba compuesto de 256 hombres comandado por un saharaui-jefe.
Cada batallón se conformaba de 16 filas, cada una de las cuales, se constituía con 16 de mi pueblo y aledaños. En cada fila de la primera línea mandaba un jefe. El segundo en el mando era el último de ésta.
Ya mis fuerzas no me dan; al cerrarse mis ojos se extinguen esas batallas épicas donde cayó la tiranía del Rey Hassan. Mis recuerdos me fallan, pero tengo la leve imagen de mi padre comandando y enseñando como debíamos defendernos.
Pasó una época de prosperidad y bienaventuranza. El pueblo Saharaui volvió a la guerra; esta vez contra los españoles.
-Dejen a su abuelo descansar, mi adorable esposa les dijo.
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