The Painkiller
(El sacerdote Judas)

Continuas y ensordecedoras explosiones estremecen cada una de las partículas del aire nocturno, anunciando su esplendorosa llegada. El sacerdote Judas emite un desgarrador y agudo grito que corrompe el espíritu de los asistentes al rito, inmediatamente comienzan a entrar en un orgásmico trance de furioso placer, sus rostros se desfiguran en una orgía de veloces y dolorosos chillidos de energía. El fuego se enciende burlándose de la oscuridad con seductoras llamas que danzan en una armonía hipnótica. La misa continúa mientras el sacerdote Judas invoca desde lo más profundo de su subterráneo ser endemoniado a el Dios Painkiller.
Los cuerpos poseídos se arrastran en la tierra gimiendo y chillando, convulsionándose en un delicioso dolor agonizante, dejando ver sus babeantes lenguas que hacen un inútil y desesperado esfuerzo por escapar de aquellas húmedas cuevas grutales.
¡Dolor¡ gritó el sacerdote y el viento atemorizado comenzó a llorar tratando de escapar entre las lejanas campanas y los violines que riendo con perversidad anunciaron el clímax del sacrificio de oídos.
El toque de maldad se esparcía dulcemente sobre todos como el suelo se humedecía con las lágrimas grises del sacerdote que lloraba en silencio, poseído por un ángel negro de pecado.
Y en el justo instante del orgasmo diabólico, el toque de un fulminante rayo terminó con la oración y un suave susurro durmió al sacerdote durante diez años.