Eres fugaz, permanente, etérea, intocable, luminosa. Eres brillante, cegadora, peligrosa, pasajera nunca intrascendente, que es capaz de cumplir los deseos de un hombre que como yo mire al cielo en tu busca.
Eres como una estrella que me lanza a la distancia su luz, pero desconozco si es como la miro ahora, si ha cambiado a través de este inmenso tiempo y hasta este lugar, ignoro si aún existes.
Un astro que puede generar la vida en su seno, pero albergar la muerte a su paso, la causa de los movimientos y órbitas que por ti giran y siguen tu paso, la que conforma con su sola presencia la punta de inicio o fin de una constelación amorosa.
No eres la luna eres mucho más, no eres el sol que no opaca tu brillo, significas el motor y las ganas que superan a las mareas y los vientos, eres simplemente lo que yo quiero ver en tus ojos, hasta donde quiera lanzarte porque sólo estás aquí, en mi mente trastornada de este encierro, tan internamente apoderada de mí, que no se cómo sacarte si me consumes por dentro. |