Buscándote te perdí, entre las suelas de mis zapatos.
Te alejaste de este mundo para no regresar.
Vestimentas de caballero en hidalga armadura,
Blanco corcel y camino pedregoso.
Eres el ángel del infierno, la sombra de mi alma.
Daría todo porque no estuvieras y aún así ya no estás.
Dame tu entereza, regálame tu frialdad.
El fantasma de tu risa, la alegría de tu voz.
Sobran tus besos, y sin embargo, me hacen falta.
Vienes entre las sombras y te vas con el albor.
Cuenta la leyenda que el alba te busca aún,
Para sentenciarte en el infierno por interrumpir su belleza.
Los sueños en los que te entrometes quieren tu cabeza,
Yo se las daría, pero les dije que buscándote te perdí.