Estaba acostada en su cama con cobertores de tercipelo desnuda. Tenía un aire de satisfacción y a la vez de tristesa. Algo le pasa, yo esteba exento a que me viera, pero como me encontraba en busca de alguien, quise aparecerme.

Desendí, volando lentamente y aún invisible, mientras lo hacía me llamó la atención un espejo que estaba en su velador. La habitación era grande y muy alta y mientras me acercaba sentí sollozos.

Estaba llorando, eso me preocupó asi que continue.
"No quiero estar así". Dijo, cuando yo estaba casi a su lado. Sentí que ella sabía que yo estaba ahí, hablaba como si me estuviera viendo. Ahora que lo recuerdo, es gracioso, porque no tengo la noción de como llegue aquí, solo sé que buscaba a alguien.

En fin ella seguía sollozando, muy bajito. Yo le hablaba, pero por mi condición no podía escucharme. Cuando comenzé a hablarle, consoladamente ví un cámbio brusco en su rostro, pero volvió a llorar y dijo otra vez: "no quiero estar asi...¿por qué estoy así?...".
Su llanto y sus palabras se clavaron en mi. Quería ayudarla, asi que me aparecí.

Me miró asustada, pero su cara reflejaba emociones que bruscas parecian, se tornaban serenas. Le dije: "vengo a ayudarte". Ella lo sabía, algo que me sorprendió.

No quiero que sigas llorando estoy aquí precisamente para calmar eso. Hoy pude ver tu corazón y eso quiere decir que eres noble.

Tomé el espejo del velador y le dije: "¿vez? ¿qué más noble puede haber que tus lágrimas sinceras?". Has rogado por ayuda; " lo sé" lo único que dijo. Volvió a cambiar esa facción triste cuando miro el espejo que reflejaba la nobleza de su corazón, pero la cara que cambió tan positivamente, fue la de su alma que era lo que se reflejaba. No la de su rostro.