BABEANDO
Voy paseando por cuanta calle se cruza en mi camino,
mirando escaparates, bares, grupos de gente mareando al personal,
lugares conocidos, gastados y cansados.
Son lugares prohibidos,
“prohibido hablar de ellos,
prohibido mirar con ansiedad”
Pero les miro, saco la lengua, húmeda, y recuerdo.
¿No te he hablado de ellos?...
Mira. Allí también lo hice, sí, en la de las piedras rojas. La casa.
Allí jugué al ajedrez con el diablo, sobre un espejo. Realmente lo pasé de lujo, los caballos blancos, los caballos negros, el peón, la reina, el rey triste y la torre.
Yo era un peón, el negro claro. Y él mi caballo blanco.
Cada tarde, sobre la torre, divisaba el paisaje.
Había niebla, mucha.
No, no babeo, es el recuerdo que se me escapa.
También cabalgaba, respira hondo, así, mira.
Eso, lo ves, se siente mejor, como si acabases de nacer.
¿Te gusta?
Yo no pude parar de aspirar.
Era una fragancia sucia
morbosa
Música, toda una sinfonía
entrando por mi nariz, asaltado
el deseo.
Sí, allí también jugué.
Ahora está cerrado, no hay nadie
No mires.
Aspira...
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