Llueve, hace frío y la niebla avanza entre los arboles de un viejo caserón. Las gotas chocando contra las ventanas, rompen el silencio, provocando que la musa del escritor se esfume de su mente, intentando trasladarlo hacia su mundo.

Un mundo perfecto donde todo, absolutamente todo es de madera. Eso de que sea un mundo perfecto es muy relativo, por que al igual que este también hay problemas. La gente tiene las mismas preocupaciones, pero todo afecta de forma distinta. Las montañas desde aquí no se ven tan altas, ni los lagos tan profundos, pero lo mejor de todo es que siempre encuentras a la persona que buscas. Aunque aveces no quieras reír ni pasar un rato agradable, incluso aveces puede que aparezca alguien que te cae realmente mal, pero como estabas pensando en alguien así pues pasa. Muchas veces te apetece nadar en un río, pero en los ríos donde nos podemos bañar suelen estar muy lejos. Pues aquí no es así, si te apetece bañarte en un río aparece un río donde antes no había nada.
Lo malo de todo esto es que muy poca gente viene a este mundo, aunque bueno en realidad hay muchísimos mundos, lo que pasa es que mucha gente no sabe ver mas alla de sus narices. Pero aveces hay que dejar rienda suelta a nuestra imaginación.



A una amiga que me dijo que hay mundos de madera.