Resuena en mi cráneo el estallido del ultimo obús.
Hiede a cangrena
y lentamente comprendo
que se extinguen las numeradas provisiones.
Monótonamente se encienden los ultimos cigarros.
Lejos resuena un río mojando mis pensamientos,
refrescando heridas grandes como el cansancio
y mi sueños emigran a vivir a sus pacificas playas.
Cantan las exóticas aves nocturnales y estridentes lamentos.
Lejos resuena el río. -¿Será también de sangre?-
Tengo visiones hermosas. De niños de ondulantes arias desnudas,
de ciudades enteras y jardines sin orillas,
de madres que no gritan la inminencia de la muerte,
de hermanos felices que se abrazan.
Y por momentos olvido los coágulos punzantes
y la angustia
y el terror que produce estar despierto y pensar.
Este agujero en la tierra es mi morada.
Monótonamente se encienden los últimos cigarros.
De niño la ilusión de la guerra era ferviente como el amor.
El licor escasea. Los cadáveres se apilan
y monótonamente se encienden los últimos cigarros.
Texto agregado el 09-06-2005, y leído por 126
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
23-10-2007
maravilloso amigo! quisiera ser tu amigo! rayables
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