Es raro caminar por Avenida Cordoba sin ir a ningún lugar y sin necesidad alguna de apurarse; veo que los pies de la persona de adelante mio se van alejando de los mios, no tenemos el mismo ritmo, no hay comunicación, no hay comunicación. Son las nueve de la mañana y Buenos Aires de a poco despierta, seguro que allá en España ya estan comiendo, debe ser mediodía y si me conecto al Messenger ahí te tendré. Pero no, hoy no tengo ganas de conectarme; disculpame, pero hoy no. Ese rolinga me está mirando. Ahá, le devuelvo la mirada, pero ahora miro esa vidriera. Chau rolinga, me corro así ni siquiera me pasás por al lado. Digo me corro y quiero decir me hago a un lado, ya que los españoles llaman correrse a tener un orgasmo y ese rolinga me miraba con un hambre que daba miedo. Y bueno. ¿Habrá rolingas en España? Supongo que sí, tal vez no les digan así y no escuchen la música que escuchamos acá, pero deben tener el fleco y todo eso.