Cae la lluvia y su aroma fresco
viaja hasta empapar los sentidos embotándolos,
luego la noche dibuja relámpagos como velas que se apagan
en el silencio profundo y desolado.
Aparecen en la oscuridad infinita suspiros
como luciérnagas que se precipitan en la distancia,
con cadencioso ritmo en cuerpos ilesos
meciendo el silencio congelado de la noche.
Desde aquí, cruzo la noche oscura
hasta el umbral sombrío de su aposento,
tanteo la dulzura entrañable de su lecho
hasta sentir el roce de su ansiedad impura.
Después la calma y sus melodías
llegan errantes hasta los confines del deseo
buscando en la ausencia su seductora compañía
y el altar de su cuerpo de dudas y osadía.
Texto agregado el 08-06-2005, y leído por 223
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Lectores Opinan
27-10-2009
me encanta lo que escribis de verdad, sos una de las personas de las que busco aprender y por eso me uni aesta pagina tengo 18 y no habia hasta hace unas semanas mostrado mis escritos a nadie. daniluz
09-09-2006
Después la calma y sus melodías
llegan errantes hasta los confines del deseo
buscando en la ausencia su seductora compañía
y el altar de su cuerpo de dudas y osadía. ESTE PARRAFO TERMINA DE CORONAR TAN BELLA HISTORIA HECHA POESIA. anggelbueno
10-08-2006
me siento algo reflejado en tu forma de escribir gracias por tu comentario. don_huguito