RÉQUIEM POR UN PAPA
He despertado, pero todo sigue igual: la fiebre sigue alta y mi cuerpo es una esponja, además el dolor en lo bajo de mi espalda el cual ha pesar de los medicamentos puedo sentirlo allí, punzante, como si una espada atravesara por la mitad mi ser, pero recuerdo el dolor de Jesús cuando fue crucificado, y me lleno de valor, rezo un padrenuestro para aliviar mi fuerte padecimiento. Abro los ojos y allí está el Camarlengo Portosilli, quien se ha convertido en mi parca y la verdad me da miedo, tal vez por algún recuerdo viejo de mi niñez; detrás de él están los cardenales Guzmán y Hitzerberg, halcones hambrientos de poder que solo esperan mi deceso; en sus oraciones seguramente está el deseo de que se acabe pronto mi agonía, pero no precisamente por mi descanso, sino para acelerar los trámites y hacerse con el poder, ya hace algunos meses han tenido una reunión secreta en donde se me tildó de loco, y hasta se pensó en asesinarme, pero estoy muy viejo, y era más conveniente esperar mi muerte.
La fiebre empieza a crearme delirio, recuerdo el pequeño pueblo donde nací con sus casas destruidas por el horror de la guerra, recuerdo a Karla aquel día en que la besé y que entrelazamos nuestros cuerpos en una comunión eterna, de la misma forma viene a mi memoria el horror de su muerte, y mi decisión firme de servirle a Dios para siempre, quiero llorar pero estoy muy débil para hacerlo, quisiera gritarle al mundo tantas verdades que se esconden entre estas cuatro paredes, quisiera salir por el gran ventanal y decirle a los fieles que Jesús, el hijo de Herodes, fue el hombre más grande la humanidad, pero que él nunca hizo un milagro, ni caminó sobre las aguas, solo fue alguien que amo con todas sus fuerzas a una mujer que lo traicionó cuando tenía treinta años, y que lo hizo sufrir mucho, tanto que intentó buscar en los brazos de otras mujeres aquel amor que lo atormentaba y al ver que no podía recuperar lo perdido, trato de darle a la humanidad todo el amor que irradiaba su ser.
Siento la muerte cerca de mi cama, todos oran por mí y me impacienta, quisiera que todo se acabara, pero parece que la vida y no Dios me ha regalado unos instantes más, miro hacia el techo y con un esfuerzo sobrenatural trato de decir su nombre, trato de recordarla a sabiendas de que será el tema de conversación del cónclave, su rostro de ángel viene a mi mente, sus ojos color mar y sus labios que me recuerdan los pétalos de la rosa que le regale un jueves de primavera, ( la amo a pesar del tiempo), con todas mis fuerzas logro gritarlo y la sala se llena de su nombre, de su luz, ………..Karla…….
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