Emerge un suspiro de la melodía del mar,
en esta noche de lamentos desnudos de vida...,
yace tu esencia suspendida en mi aliento
descansando mi existir en tu recuerdo... tan vivo...
Agonía de tristezas vencidas
por el brillo de tu mirada,
amando la utopía de un incierto destino,
acunado dulcemente entre nuestros brazos,
sedientos de caricias lejanas,
sin voz de ausencia...
Sueño eterno de nuestras mentes
entregadas a sentir,
sin el tajante segundo que pretenda
concebir existencias razonables..., desmedidas.
Tan sólo tu alma y la mía,
acariciando ese presente que abrazamos,
sin quererlo, callando dudas sin cansancio,
en ese horizonte conquistado, tan sólo,
por el estrepitoso brillo de una estrella...
Te amo con el sólo lamento de esa ola
que estalla en mi alma, desbordándola de tí...,
dulce dolor que abrazo, con sonrisa de victoria...
Libertad de nuestros destinos acariciando al amor,
rozando la eternidad..., sin ni siquiera imaginarlo.
Te quiero sin dudarlo un instante...
Disyunción de entredichos malogrados,
salvedad de ilusiones incumplidas,
terquedad de caricias carentes de sentido
en ese océano de ilusiones efímeras...
Entrega de mi magia sin destino
al abrazo ardiente de ese oasis,
de sueños deambulando por pasados,
posando en la desidia del adiós...
Dime sedienta de alma lo que quieres...,
mi amor entrego en cada beso,
que dibujo sediento de verdad
mecido por las olas de tu despedida...
Maldigo al cielo sin motivo,
que atrapa mi alma en tu mirar...,
que bordea belleza en tu alma mía,
que derrocha ternura en nuestra verdad...
Se despliega mi alma de tu magia,
por sentir un final sin su tragedia,
por vivir en tus brazos la locura
de sentirte adherida a mi existencia...
Inútilmente te fuiste,
mecida en la locura de algo tan ajeno...,
como cualquier amanecer...

(02/06/05)