Payasos, pero con estilo. Eso ante todo. Nuestro maquillaje no se basa e la típica imagen: una gran sonrisa, ojos saltones... No, pintarnos significa más que eso, es esencial para la transformación del personaje, es como pintar un cuadro: necesita tiempo, concentración y mucha creatividad.
La preparación, más bien ritual, de tu nueva cara, se medita días antes con varias pruebas para encontrar el ideal. También de importante es el color. Primero aplicamos una base blanca, y después trazamos líneas o figuras que rellenamos con ceras de diversos tonos. Y para que el sudor no nos haga un Picaso, polvoreamos una cosa que no sé cómo se llama (con tenerla me basta).
Cuando hago de Niño Pobre (Menhino) siempre termino la primera. ¿El motivo? Sólo he de vestirme con mis ropas rajadas (de surfista agredido por tiburones), y con lápiz de ojos negro, guarrearme la cara todo lo posible, sin olvidar brazos, cuello y piernas.
Realmente es sorprendente la transformación del actor. Debería ser estudiada pos psicólogos y psiquiatras. Mi caso, por ejemplo, es el más llamativo. Soy incapaz de mantener mi personaje durante una hora sin estar preparada como correspondería. Es muy extraño, como si estuvieras en el cuerpo de otra personaje, una vez dentro es difícil salir.
El día que más metida estuve en el papel, fue una de las muchas que hice de Vulcano. El público se estaba portando fatal (para no variar) , y conforme pasaba la obra me iba cargando más y más, "se van a cagar" pensaba y mi furia aumentaba por su falta de respeto al actor (cosa que me pone histérica). Llegó mi turno, encendí mi antorcha y salí a correr hacia los espectadores (en las actuaciones mi escena era la única que se diseñaba de nuevo el mismo día), hice mis malabares, prendí fuego a todo lo que me salió de... (la mente, claro), subí a mi estructura aérea, seguí con acrobacias, saqué mi cuchillo, me suicidé y caí desde 8 metros (en la plaza, abarrotada, se impuso un silencio sepulcral que fue roto por los aplausos). Durante esto, creí estar soñando, era como si sólo los ojos fueran míos y viera los últimos momentos del Dios del Fuego. Parecía que había tomado alucinógenos o algo.
Qué extraño el mundo de los payasos...
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