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Desde el día anterior me alojaba en el hotel. En la planta 9ª. Dentro de una habitación limpia, espaciosa y luminosa.

Los asuntos que me traían hasta la ciudad iban bien. Y la primavera; que pasaba ya el testigo al verano, invitaba aquella tarde a disfrutar de la luz y del azul del cielo.

Llamadas telefónicas. Organización de papeles y... ¡se acabó por hoy! Era la hora de salir a pasear. Cómodo de ropa y de ideas. Sin otra obligación que ver la vida en la calle. Henchido de ella –de la vida-.

El ascensor me esperaba –como si él también quisiera acompañarme- Pero sabemos que eso no es posible. Así que entré y para bajar al lobby presioné el botón. Azul entre otros blancos. Una de esas curiosidades que buscan ser signo de identidad.

En la planta 6ª paró la máquina. Abrió su puerta y... –habrán cogido el otro, pensé- Pero no. Un segundo, o dos –no sé- y apareciste. Tú y tu ombligo contigo –normal, ¿no?- Pero la cosa es que vi antes a tu ombligo que a ti. Y por eso lo digo. Porque tu ombligo estaba al aire –seguramente donde deberían estar todos los ombligos; no lo sé- pero en cualquier caso el tuyo lo estaba. Y tan feliz que se le veía. ¿O era yo? –es decir mi apreciación-. Tampoco lo sé. Solo sé –ahora recuerdo- que tu ombligo hizo de imán para mis ojos. Los atrajo y casi los deja ahí –mirando-.

Tomé el control –de mis ojos; porque fue tú dedo el que lo tomó del ascensor apretando el azul botón- y seguimos bajando.

Ahora –con el control tomado- miraron mis ojos a los tuyos, que también como imán quisieron quedarse con mi mirada –aquí es posible que me exceda por pretencioso, porque qué culpa tienen tus ojos de que los míos sean tan atraíbles- Pero bueno, parece que esto queda mejor así, atrayendo tus ojos a los míos como antes tu ombligo.

Y seguimos bajando –porque el ascensor lo hacía- y te seguí mirando –y tú a mi- Y tuve que volver a ver tu ombligo –porque de verdad, era encantador- Redondo, chuiquito, en medio de ese vientre tuyo que, no solo atraía mi mirada, sino –esto empeora- me llamaba a besarlo.

Todo iba muy deprisa. Mi vista, la tuya y el ascensor. Pero más aún mi cabeza. Que esa, ¡ni se sabe ya, donde estaba! Y te pregunté... ¿podré besar tu ombligo?

El ascensor encontró el lobby –conocía bien el camino- y abrió la puerta –ni lento ni rápido, sino a la velocidad programada- y nos puso delante de un grupo de franceses que tenían en el hotel una convención. Aquellos que anoche tenían una buena borrachera y sobre los que pregunté –en la mañana y así, como quien no quiere la cosa- en Recepción. Porque a las tres pasadas ¡que vi el reloj!, los desinhibidos clientes habían tocado en mi puerta preguntando por una tal Anaïs.

Fueron segundos –en el tiempo- Yo esperaba que tú salieses –al fin y al cabo la llegada al destino me había echo recobrar la “cordura” y no me parecía apropiado salir en primer lugar. Pensé que tú saldrías corriendo- Los franceses, seguro que esperaba a que saliésemos –y también es seguro que les daba igual en que orden lo hiciéramos- Y, quizás impacientes, preguntaron, salent-ils? Non, nous allons en haut –contestaste- Y la puerta se cerró, a lo mejor también por impaciencia, dejando a los franceses en el lobby.


No volví a verte. Aunque lo intenté. Pero no. No supe más de ti. Y tampoco indagué. Esa es la verdad. Y ahora, mientras escribo, recuerdo que nunca sabré si el botón azul era –mientras subíamos- el de la planta 6ª y no el del lobby o fue cosa que se me pareció.

Misterios de los signos de identidad; supongo.

Texto agregado el 08-06-2005, y leído por 216 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
29-08-2005 buen texto, estoy con entrelineas, es arte escribir de algo cotidiano e insignifcante y hacerlo grande, en tu caso, también atrayente, como un imán a tu texto me quedé. Felicidades! Cristalina
21-07-2005 Buena narración, me gusto. HoneyRocio
22-06-2005 Por lo que comprendí, te enamoraste de un ombligo!! Me encantó la historia, muy actual y bien narrada. Magda gmmagdalena
09-06-2005 jamás pensé que un ombligo diera para tanto y mucho menos dentro de un ascensor! Qué arte le has echado!!! Magnífico. entrelineas
 
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