MARTE ®
Sesenta y cinco mil años hace, o más, que una mujer primitiva se asombró al descubrir en el cielo, despuntando sobre las montañas, una estrella roja, un tanto más grande que todas las otras en el firmamento. Estiró sus dos manos, sus dedos índices, emitió un gruñido y, aunque no conocía los puntos cardinales, señaló al oriente.
El hombre también se asombró. Permaneció hincado, pensando las primeras ideas de la humanidad. Era una noche cálida. Se levantó y abrazó a la mujer.
Hoy me asombré yo, al mirar por la ventana. Me levanté, abracé a mi madre y hablé con las hijas, a la distancia. La noche sigue esplendorosa, sin nubes.
Dentro de sesenta y cinco mil años, o más, alguien leerá estas líneas, mirará al oriente y se sorprenderá, de nuevo.
Javier Correa Correa
Bogotá, 3 de septiembre de 2003
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