De las ajadas manos salen gestos fuertemente melancólicos. Aunque débiles. Los recuerdos gritan por los ojos y el brillo los hace impecables. Las tardes en el campo...los juegos entre amigos. Esos que después de jurar mil veces que no terminaria ahi, que seria para siempre...terminaron guardados en una caja llena de cartas y de memorias que aveces duelen, por estar tan lejanas. El lugar secreto conocido por todos, las galletitas y el chocolate, los juegos entre hermanos...esos que se quedaron atras a medida que la vida jubila.
La sensacion de no saber, tan inocente y tan sagrada que se perdio en miles de conocimientos ajenos. La inocencia robada por las historias que la escuela fue contando...y atonitos los oidos quisieron no haber escuchado jamas.
La belleza de lo simple destrozada por los moldes de sociedades estructuradas en superficialidades baratas. Las ganas de querer, de soñar, de vivir...abofeteadas por responsabilidades que empañan prioridades.
El recuerdo perfecto de rostros hermosos e inolvidables de padres, hermanos, abuelos...de seres que fueron importantes y que marcaron para siempre la esencia personal.
El sabe que la vida, a pesar de todo, fue justa. Y calma sus gestos, y sus manos, y calla sus ojos.
Recuerdos, tan lejanos...las lagrimas apaciguan la pena...pero no los trae de vuelta...
Lejanos....tal vez lo mejor...piensa...será partir con ellos. Al fin juntos...como siempre, por siempre. El tiempo seguramente será su aliado.