Y todo por la ley que ese necio promovió.
Ruina, Abandono de mi esposa, quebrados mis negocios.
Que somos una economía abierta, que debemos de superarnos, competir, competir
Como si los países ricos respetaran las reglas.
Pero hoy la pagara, pensó, acariciando la fría cacha de la pistola en su bolsillo.
Lentamente se acerco, los guardias lo vieron con indiferencia.
Tal vez, pensaron, un político mas que desea una favor del senador.
La mano tensa, la mirada fija, el rencor en la respiración.
Una mano en su hombro
Una pregunta inesperada.
¿Eres tú Ramón? Te he buscado.... ¡te necesitamos!
Mire senador, él es la persona de la que le hable.
¡Tanto gusto! Espero que acepte nuestra oferta y empiece a trabajar con nosotros a la brevedad.
Ten mi número, háblame hoy, te aseguro que tú vida cambiara.
La limusina se alejo.
Una tarjeta, un cambio de vida...vaya sorpresa...¿Y por qué no?
Lo merecía, y una sonrisa se dibujo en su rostro, ¿claro por qué no?
En este mundo, los dueños son los amos de la corrupción.
Giro hacia donde había dejado abandonado su coche, pensando que nunca regresaría.
¡Ustedes vieron!, salió de entre los coches ¡no lo pude evitar!
Gritaba desesperado el chofer del autobús urbano
Ante el espelúznate espectáculo, de un hombre elegantemente vestido, que yacía muerto bajo el vehículo.
Qué hoy en una forma o otra....le tocaba morir. |