Anécdotas de una ñurda
Capitulo 4
Déjame intentar conquistarte
Paseemos un rato, cenemos, vamos a caminar
Podríamos llevarnos bien
Hasta podría gustarte
Estoy sola en un sillón de un bar, espero la llegada de mis camaradas mientras espío al resto de los comensales, en una de esas, el este ahí espiándome por la espalda, luego del balazo en plena frente miro dos veces antes de cruzar la calle.
Nada, solo mucha gente desconocida, ellos y yo, de fondo escucho una canción que me gustaba cuando era pequeña, fui donde el colocador de discos y le lanzo la pregunta, una sonríza y tengo el vinilo en mis manos. Mientras vuelvo al sillón me pongo a pensar, ¿si no me cuesta nada preguntarle por un disco al DJ, por que no puedo preguntarle otra cosa al espiado?, quizás si fuera colocador de discos me seria mas fácil, pero no es así!, si tampoco puedo hablarle a uno de los meseros…
Me dirijo a la biblioteca de la zona neutral, quizás tenga suerte, siempre la tengo cuando menos la deseo, cuando ando con un saco al cuello en vez de una piel de conejo. Dejo mis cosas en el casillero y cuando me levanto un TEC cerrado, alguien dejo una puerta abierta y me golpee la cabeza demasiado fuerte, demasiado. Camino como si nada hacia los libros, pero mis piernas tiemblan y mi estomago se revuelve, ¿tan fuerte fue el golpe? Llego temblorosa a la sección de libros que me interesa, pero mi mirada se desvía contra la ventana, el vomito roza mis muelas y me encuentro con alfombras hasta en el techo y un baño a escaleras mas abajo, ¡rayos!, sin embargo respiro profundo, esas cosas le pasan a cualquiera que piensa en otras cosas.
Debe ser, que desde el día anterior andaba pensando muchas cosas, había recurrido a un viejo truco adolescente de adivinanza sobre el destino, coloque un par de papelitos bajo la almohada con las respuestas obvias ante una situación, un NO y SI disputándose a muerte por un amanecer en mi mano, antes de colocarlos bajo la almohada digo mi pregunta, los agito en mis manos y dejo bajo la almohada, en la mañana, aquel que este mas visible será el escogido.
Las sabanas me envuelven y no veo nada, solo cosas sin sentido, ya es hora de abrir los ojos y recuerdo los papeles bajo la almohada, la levanto y ¡oh sorpresa!, hay un solo papel, del otro ni rastros… abro el papel con los ojos cerrados, la desilusión se afronta mejor de golpe que de a pedazos.
SI
PD:¿valdrá la pena seguir con esta idealización de el? ¿Me la juego en estos días?
PD2: MIERDA!!!
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