Anécdotas de una ñurda
Capitulo 3
I can wait to love in heaven
I can wait for you
Far away, I’ll treat you better
Better than down here
Caminaba por un sector bastante olvidado de mi país, iba en situación de reconocimiento para un trabajo dado extraoficialmente a mi misión, subimos por los cerros y llegamos al lugar escogido para iniciar el reconocimiento, me disponía a tomar el ascensor cuando volteo a llamar a uno de mis camaradas cuando me llega un disparo en la frente.
Abro los ojos, es EL, camine tan tranquila por el barrio que nunca me percate que este individuo estaba acechándome por la espalda, tomamos el ascensor como si nada, mi frente aun sangraba y las camaradas no podían hacer nada, no se podía dar señales de debilidad frente al enemigo, por la ventana veo las imágenes rojas que la sangre teñía.
Una pregunta, me tambaleo frente a la respuesta, estoy débil para no expresarme, camino hacia la otra ventana y no quiero observar el charco de sangre que dejo, un paso, una puñalada de parte del espiado, dolor, el se aparta y las camaradas aun no pueden hacer nada, sigo sangrando frente a los otros civiles, ellos no pueden saber lo que esta sucediendo…
Termina el recorrido y me bajo primero, la sangre se apozaba bajo mis pies y el espiado sale apresuradamente, no quiere que le detengan, las camaradas me socorren frente a las heridas, mucha sangre desperdiciada, abro los ojos y me doy cuenta que acabo de perder la oportunidad de atraparlo.
Se me ha ido nuevamente.
Días después camino por la biblioteca de la zona neutral, yo con mis vendas húmedas por la sangre camino apenas por el sector, veo a alguien de espaldas, bien, camino a los casilleros, volteo por la curiosidad y mis ojos se tiñen de rojo, soy una arquera lista para detener el penal del espiado y el gol lo mete un hincha desde las gradas de la esquina, uno cero. No puedo hacer nada contra lo que el destino puso antes, se que es mayor y le da ventaja, de todas maneras tampoco puedo suponer que todas se le acercan con un fin especial, pero es cosa de actitudes.
Disimulo la sangre y volteo, prefiero la indiferencia que el repudio de mis fans por aquel gol de esquina, lo dejo pasar. Ya sin las vendas estoy lista para la excursión en el país extranjero, bajando toda contenta por las escaleras del avión, veo que al lado mío va la hincha del gol, y si miro mejor, acompañada del jugador que no lo metió!, dos cero alejándose por la manga del aeropuerto.
Creo que esto ya me esta aburriendo.
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