estoy acunando un niño y no se quien es, no puedo mirar sus ojillos que estan cerrados, con sus parpados descansando en paz. su rostro esta inerte, su mente no ha hechado ha andar aun, y eso se nota en la blandura de su piel de bebe, que no tiene huellas de haber maldecido nunca; ni de haber suplicado jamas por una caricia protectora.
pongo mi indice en su mano pequeña y lo aprieta conpinche, como queriendo un pocentaje de mi alma. es un varon porque su ropa es celeste, y sus mantas tambien, y en su cochesito hay revolveres y soldados del futuro. su madre quiere que lo bese porque no tiene padre; como queriendo bautizarlo sera; con mi barba insipida, raspo su nariz ahora colorada, y el niño llora, entonces lo beso arrepentido, dejandolo enbobado por un momento. su madre me guiña un ojo en aprovacion, ahora descansa confiada en un limbo, como habiendo cumplido su mision de madre generosa, entre los rayos del sol y las nube que la rodean, llena de dicha cae preza de una alegria sin fin.
mi camion es una cuna gigante que algun dia sera tu casa hijo, pondre su motor en marcha para meserte, quiero que sientas el calor tibio de mi cabina, y que nunca olvides este utero macho que tambien es tuyo.
por pensar yo que la mugre presipita los vicios, estimulandolos hasta hacerlos protagonistas de nuestro destino, y ademas de ser indio, pincelie su rostro con barro de la banquina, queriendo yo enviciarlo de vida, de caminos, de felicidad.
tome un escarpin, y su chupete azul, y los colge junto con mis estampitas de la virgen y de san cayetano, luego dormi a mi niño en mi aciento; pobre butaca bombardeada por mi cola, para enviciarlo de mi alma, de mi espiritu, y de mi. |