Dos sombras tocadas por el sol
se reflejaron una sobre la otra,
sus huellas siguiéndoles
hasta alcanzarles
los pusieron frente a frente
con nadie como testigo.
Dos sombras de la tarde muda
se miran, se estudian, se comen
la pregunta en sus miradas,
la nada en sus palabras.
Dos sombras en concreto regadas
se estiran con las horas
se tocan con los reflejos
pero no se dicen nada.
Dos sombras que ya fueron
se despiden, se desvanecen
desaparecen y mueren
se llevaron la luz
pegada en sus pisadas.