Acá nuevamente sentada ante el confidente de los secretos antiguos, bajo otro rumbo, otra aspiración y en otros páramos.
Recién bajaba la colina y recordaba el jardín secreto, donde la brisa se tornaba real, aún cuando la marejada permanecía inerte. El escenario ha cambiado, las vivencias distintas, mis sueños más anhelados, aún no se cuáles son los cumplidos o si continuo en el sendero dejando que el hálito quede atrás.
Con el bastón Nerudiano con que intentaba justificar mi ausencia, he vuelto a ti, aún cuando el infinito parece más cercano, las esperanzas más reales y los lugares inexplorados.
No quisiera responder a la incógnita que me haz planteado, tan sólo decir que la huida favorece al más débil, fortalece la honra y enriquece el espíritu. Cuando la emoción embriaga, recordando que siempre se mantuvo el afán de libertad, vuelvo a ti en alma, como frecuentemente solía hacerlo, esperando que la búsqueda se transforme en respuesta, tu espuma en salida, y lo que me sigue uniendo al oleaje siga a la gitana bajo la neblina oscura.
Porque la significación no la podría anhelar con palabras, porque la vista es ciega al paisaje, y porque el alma enaltece la unión, puedo decir que no me he separado del vínculo, que continúa intacta la marejada que me enseño a respirar, aunque parezca que los sueños han cambiado.
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