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Inicio / Cuenteros Locales / Keiji / 226) Secuestro express.

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Cuando trabajaba haciendo "freelance" sobre aspectos de diseño de imagen y publicidad, un vecino me pidió me entrevistara con una parsona cercana a él, con respecto a poder trabajar en un proyecto que se traía esta persona entre manos.

En efecto, cuando la conocí, una atractiva señora de cerca o rozados los cincuenta años, en efecto quedamos en lo dicho como para establecer relaciones laborales, que nos permitieran trabajar en la creación de las bases de organización de una feria de artesanías, a las que dedicaba la mayor parte de su tiempo.

Todo marchó de modo adecuado hasta que cercana la inauguración de dicho evento que en su casa terminamos por dar forma, comenzaron los comentarios que pasaron de ser simples sugerencias a algo más...

Cierto día después de que me animara a dejarla llevarme hasta mi casa, se detuvo en una calle perpendicular a la mía y se me quedó viendo de modo extraño, comprometedor diría yo.

-No puedo resistirlo más, tengo que decirtelo...- Volteó su cuerpo hacia mí y recargando el brazo izquierdo sobre el volante se acomodó lo más que pudo.

-¿Se le olvidó algo en la casa?- Pregunté sin saber a lo que se refería.

-No tiene nada que ver con eso, sé que te has dado cuenta de como te miro, porque siento que tu también sientes algo...

-¿Perdón?- No esperaba que fuera a pasar algo así, de nuevo...

-Sí, yo sé que me miras como una mujer... porque aunque nunca antes me había pasado esto con alguien tan joven como tú, que tienes la edad de uno de mis hijos, sé que no te soy indiferente.

-Pues la verdad, no sé... ¿qué quiere que le diga?Supongo que mal interpretó las cosas...

-Que haces eso de morderte el labio a propósito, o esas miradas que me lanzas cuando piensas no te miro...

-La verdad no es con intensión, es como un tick que tengo de arrancarme los pellejitos del labio, pero nunca con algún fin en específico.-Me inquietó que una señora que en sus buenas épocas fuera seguro estoy tan atractiva me dijera eso ahora, sobre todo porque, me había presentado a su marido y como bien lo había señalado antes, uno de sus hijos me igualaba la edad, y el otro me superaba por cuatro años...

-Se me ocurre que podríamos tomarnos un descansito y si te descuidas un poco, te hago un secuestro express y nos vamos a rentar una cabañita, y sin que nadie nos moleste no sería tan burdo como un hotel... ¿verdad?

-Pues no lo creo señora, la verdad es que está usted confundiendo las cosas.-Dije en tono algo serio pero apenado ante aquel despliegue de imaginación y atrevimiento.

-¿Cómo? ¿Te me estás negando tú a mí? ¿Porqué lo niegas? ¡Si lo haces a propósito! Se te nota que te gusto...- Dijo ya algo alterada.

-Pues la verdad, tómelo como quiera, pero la verdad es que sí, me le estoy negando, ni modos.

-Pues no te creo porque me haces sentir mariposas y sé que te pasa lo mismo, y si no fuera así, pues lo sabría, no soy una niña que se ande imaginando cosas.

-Supongo que no es para nada una niña, pero de que supone cosas o se las imagina, eso sí.

-Pues si en ese plan te pones, te doy quince días para que lo consideres y para entonces, tú vas a ser quien va a venir a suplicarme que me acueste contigo...

-Mmmmm, la verdad lo dudo señora, si he tenido la ocasión de rechazar a mujeres de mi edad, no veo porqué habría de ser distinto con usted, en serio lo digo, o... ¿quiere apostar algo?

-Ja, no te quiero hacer perder el poco dinero que tienes, pero ya lo verás, sé cómo hacer que un hombre caiga a mis pies rendido, te lo aseguro.

-Pues bueno, así quedamos, ahora, si me permite salir del coche se lo agradecería...

-¿Qué me tienes miedo? ¿Sabes que podría arrancarme ahora mismo y hacerlo? ¿Sin que pudieras bajar?

-De todos modos nada pasaría, y además intentaría bajarme en cuanto usted frenara un poco o algo así...

-Lo dudo y nada podrías hacer, pero bueno, como tu quieras, te llevo a tu casa.-Dijo esto algo seria y arrancó el motor para llevarme una cuadra más adelante.

-Bueno señora espero que esto no afecte nuestro trabajo, y que si no caigo tendido a sius pies, de menos mantenga su palabra de pagarme lo que he ganado.

-Claro que sí, tengo palabra y habré de cumplirla, nos vemos, ¿me llamas?

-Pues no lo creo, pero si necesita algo más sabe donde encontrarme, o nos vemos el próximo lunes ¿ok?

-Voy a estar esperando tu llamado... si no, vengo por tí en la noche para salir a tomar algo. De todos modos sé que eres un caballero y esto no saldrá de aquí, ¿verdad? No me agradaría que mi sobrino se enterara de todo esto...

-Preferiría que la verdad, no. Y no se preocupe, si usted respeta nuestro acuerdo, yo respeto su privacidad al respecto y todos felices. Nos vemos luego ¿eh?, bye.

Y me bajé del auto, sorprendido de oir todo aquello, pero más preocupado de que eso afectara los pagos que me restaba recibir por su parte... Los cuales como habrán de imaginarse nunca recibí, después de que a los veinte días de no ver claro, la señora decidió correrme...

Texto agregado el 04-06-2005, y leído por 169 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
22-05-2006 Jajajajajajajaja, la leo y se me hizo igual que cuando me lo platicaste, jajajaja. Por todas las aventadas que te haz pasado eh! andyengel
13-06-2005 Algo sorprendente y fuerte. NMONTSE
05-06-2005 y como no se quedo a medias, pero es bueno ser honesto si en verdad lo sentimos eres demaciado intenso, apasionado dale mas forma saldra mejor aria
 
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