Zach se encontraba en la terraza de aquel templo al que le gustaba entrar a meditar, el viento delicado acariciaba su sedoso cabello largo hasta la altura de su cuello, sus ojos negros miraban el sol que decaía en búsqueda de un mejor porvenir, Zach estaba sentado en el aire, sus pies estaban apoyados en la pequeña barandilla que poseía aquella terraza, mientras que su ancha espalda se recostaba en una columna.
Claire llegó sin prisa, sus pasos eran cortos como sus sentimientos actuales por Zach, hace más de 6 meses que no se veían, y poco más de 2 que no se hablaban, infundada esta lejanía en una discusión acerca de temas poco relevantes, pero que hizo que estos 2 comenzaran a escudriñar el pasado del otro para herirse mutuamente.
Zach sintió la llegada de Claire, pero no se inmuto para nada, y fue entonces cuando comenzó a hablar, en su mente sabia que esas palabras podrían ser las ultimas, el perdón que buscaba era el motivo de su existir.
-Me alegra mucho que estés aquí, no sabes cuanta falta le haces a mi cuerpo y a mi mente-.
Claire se limitaba a escucharlo pues cada vez que ella intentaba mover sus labios, Zach reanudaba su lamento.
-Olvide por que discutimos, olvide también el porque me quieres... pero no quiero perderte, no de nuevo, no cuando mas te necesito, mis demonios se ocultan profundamente en mi ser, y quiero mantenerlos ahí para que no te ataquen a ti también, y ese es un hecho que aun no puedes comprender, me juzgas por callar, pero no emites juicio cuando te maldigo, hasta ahora que me castigas con el dolor de verte únicamente en mis sueños, en los que irónicamente te marchas también, para luego despertarme solo en mi habitación y llorar por tener frió-.
Claire no entendía lo que sucedía, no entendía ninguna palabra de Zach, el nunca fue elocuente, y ahora esas palabras la confundían.
-Claire te amo, pero nunca entendiste mis palabras y tampoco mis actos, tal vez sea por que tu amas también, pero a otro, a otro que no ha hecho mas que lastimarte, otro que pretende ser el amor de tu vida mientras juega con tus pensamientos y sentimientos; pero yo no te cite aquí para hablarte mal de aquel que te conoce mejor que yo, físicamente me refiero... Claire, disculpados estamos, por que no cometimos error, y esta ausencia me esta matando, vuelve por favor-.
-Por qué? por qué esto?-, pregunto Claire.
-Jamás entre tu y yo, jamás hubo un por que, explicarte mi actitud de los últimos meses es ridículo... es como explicar cuando te vi por primera vez, y tu mirada me abrazo en la oscuridad, tus labios me salvaron de la mentira y aun no puedo tocarlos; es como definir tus ojos, verdes pero de muchas tonalidades, hermosos como cualquier espejo en el fondo de un río; es como explicar por que no te quiero ver ahora, por que solo quiero saber que estas ahí, escuchando mi insensatez, y llorando lagrimas de nostalgia; es como explicar el sol cayendo de esa nube, y por que sus rayos me hieren las manos, que al llevármelas a los ojos comienzan a brotar lagrimas; es como describir aquel árbol donde nos abrazamos, y como las hojas resaltaban tu figura, y como el olor natural se mezclaba con tu dulzura y tomabas mi rostro y lo levantabas hacia el cielo y mi sonrisa huía hasta la eternidad; es como explicar las situaciones imposibles que vivimos, aquel día cuando me viste llorar por primera vez, y mis ganas de besarte, mientras tus labios exageraban tu belleza mientras decían "golpéame"... como querer golpearte... siempre lo que he querido es besarte!!! nunca tuve tal coraje para hacerlo-.
Zach contuvo la respiración un momento, sus mismas palabras lo agobiaban, además de que el aroma de esa rubia de ojos verdes le invadía... y luego comenzó a sollozar, ella también contuvo el aliento, pero tal vez llevada por un sentimiento de ira, muy común en ella. Zach retomo la triste palabra.
-Siempre Claire, siempre te di consejos, tratando de no intervenir es tus decisiones, pero ahora debo forzarte a ello-.
Zach se levanto y su cuerpo comenzaba a equilibrarse en esa pequeña barandilla de aquel templo que le gustaba visitar para recordar y meditar. Zach siempre tuvo miedo a las alturas pero ahora ese no era su mayor temor, su cabello negro azabache comenzaba a pasearse sobre sus ojos inundados en un rojo dolor que provenía de su propia alma, Zach de nuevo comenzó a hablar.
-Si sigo siendo toxico para ti, si sigo lastimándote, o simplemente si no te importo ya, te dejare ir, y jamás te buscare, pero te estaré esperando-.
Claire tenía su vista fija en el suelo, su rostro nunca reflejaba preocupación alguna, ella solo estaba ahí como el le pidió, no trató de hacer nada por que pensaba que no debía hacer nada, Claire siempre fue desconcertante para Zach, un día lo amaba profundamente y al siguiente lo odiaba como al peor de los enemigos, Zach siempre sintió lastima de sí mismo por esos actos, para el ella era indescifrable, inmutable, pero inmensa, infinita, llena de cosas que no podía develar, aunque es la hora que sus intentos por conocerla han fallado.
Zach después de 10 agrestes minutos de monólogo por fin cruzo mirada con Claire, Zach la miraba tiernamente y ella seguía mirando el suelo, Zach le daba la espalda al sol que se ocultaba tal vez previniéndose de la tragedia que podía suceder, un solo cambio en la brisa mandaría a Zach en una caída libre un poco mas alta que 20 metros, un solo cambio en su voluntad de vivir le llevaría directamente al averno.
Zach de una manera misteriosa llamó la atención de Claire y esta hizo contacto visual con su amigo, Zach solo pudo esbozar algunas palabras.
-Claire, sé que nunca me has creído, pero aun así, quieres ser mi amiga?-.
Claire rápidamente corrió hasta la barandilla que delimitaba el borde de la terraza de aquel templo en el que Zach le gustaba soñar, recordar y meditar; y fue entonces que...
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