Las mañanas se pintan de rojo
manchadas por la sangre que sale de mi llanto,
nunca, antes, ayer, hoy
había llorado sangre,
sino hasta que tú... ¿apareciste? ¿desapareciste?
¿En qué momento calcinaste mis lágrimas?
"No, no soy para tí".
"Véte, lejos, apártate".
¿Eso son palabras?
No´, para mí al menos.
Para mi resistencia de polvo.
Para mi orgullo de días recorridos en tí,
en tu altivez, tu belleza, tu hambre y sed.
Tal vez sean palabras en tu diccionario de la ignominia
ése que utilizas a diario,
pero en mí no son más que latigazos
y lágrimas que sangran, irremediables,
contritas, lumbreras del dolor,
sobre las mañanas,
tiñéndolas de rojo.