En tu cuerpo te llenas de mí para poder coexistir y producir más de ti misma. Eres la dama a veces de muchas larvas que luego que le das vidas te dicen adiós.
Tendida mi mano estaba y tú sin mi permiso te posabas. Ni tan siquiera me observaste pero si hablaste. Sentí tu extraño -¡hola!- con la punzada que me distes entre uno de mis nudillos. Te comencé a observar y hablarte a través del latir de mi corazón, y tú te entrabas cada palabra de mis latidos en ti. Te decía que te mereces el respeto de mí. Por solo ser tú en ese momento en acercarte a mí y escuchar mi corazón. Tú no me contestaste. -Bien eso me agrado más aún. Porque no sabes cuanto ya no se acercaban a escuchar. Solo a comentar o criticar o apenas ni hablar. Todos se han vuelto para si mismo, creyendo que se conocen y que se escuchan a ellos mismos. Pero la realidad es otra. Te doy gracias dama de las larvas del estanque. Hijas tuyas que te dicen adiós.
Luego de llenarte de mí…
de mi sangre
de mi esencia
de mi latir
de mi verdad
de mi sueños y pesadillas
de mi llanto
de mi alegría.
Me has consolado con solo haberme escuchado.
Gracias dama de las larvas mejor aún te respetare con solo llamarte dama de la sangre.
Ojala muchos entendieran lo que ya tu sabes, que necesitamos de los demás para poder coexistir. Linda Mosquita que me picaste. Te recordare gracias al picor que me dejaste en mi triste nudillo.
Texto agregado el 04-06-2005, y leído por 241
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