El principio de la sabiduría es trabajar por adquirirla.
Y así, a costa de cuanto posees, procura adquirir la prudencia,
aplica todos tus esfuerzos por alcanzarla, y ella te ensalzará,
te llenará de gloria cuando la estreches en tus brazos,
añadirá adornos graciosos a tu cabeza
y ceñirá tus sienes con esclarecida diadema.
Proverbios 4, 7-9


Juicio

En todo Israel se sabía que al rey Salomón le asistía la sabiduría de Dios para administrar justicia . Fue entonces que dos mujeres públicas vinieron reclamando un niño como suyo. El rey reflexionó, y ante tal querella mandó traer una espada. Cuando se la hubieron traído, Salomón dijo: “Partid por medio al niño vivo, y dad la una mitad a la una, y la otra mitad a la otra” . Fue así que se fueron las mujeres, cada una con su mitad, ensalzando y alabando el buen juicio del rey. Sin embargo, Salomón caviló. “Realmente ha sido justo lo que hecho he, pero, ¿habrá sido correcto?”

Sucedió que otro par de mujeres llegó ante el rey para que éste resolviera un debate similar. Salomón, al igual que la primera vez, mandó traer una espada. Cuando se la hubieron traído, el rey dijo: “asesinad a estas mujeres”. Y así lo hicieron. El niño que quedó, fue adoptado por el rey, y le fue dado el nombre de Roboam. Con el tiempo Roboam, hijo de Salomón, sucedería a su padre tras su muerte .


Riqueza

La reina de Saba, oída la fama de Salomón, vino en el nombre del Señor a hacer prueba de él con varias cuestiones oscuras . “¿A dónde va el sol todas las noches?”, preguntó la reina cuando estuvo frente a Salomón. “A un cubo de agua helada que el Señor tiene reservado –contestó el rey–. El Señor es el más sabio entre los sabios. Él sabe que la tibieza proviene del frío y del calor. Por eso esconde al sol en las noches”. “¿Por qué tu Señor extermina las naciones que él mismo ha creado?”, preguntó la reina. Salomón contestó con claridad: “Porque no hay otro Dios sino él, que de todas las cosas tiene cuidado, para demostrar que no hay injusticia alguna en sus juicios o disposiciones . El Señor sólo extermina a los que deben ser exterminados”. “¿Qué es mejor, gran Salomón?, ¿la riqueza o la sabiduría?” Salomón contestó: “El sabio es rico, aun sin tener riqueza. Se tiene por sabido el hombre rico, pero el pobre dotado de prudencia sabrá quitarle la máscara . El hombre que tiene afán por enriquecerse y envidia a los otros no se hace cargo de que le sobrevendrá de pronto la pobreza y que sólo podrá llevarse al sepulcro una pobre mortaja ”.

La reina de Saba, asombrada por la sabiduría del rey Salomón, se volvió con sus criados a su reino, y le envió cada año, sin faltar uno solo, seiscientos sesenta y seis talentos de oro.


Adoración

Astarté diosa de los sidonios, y Moloc ídolo de los ammonitas, y Camos deidad de los moabitas, sonrieron ante los sacrificios de Salomón y los inciensos que el rey quemaba y los templos que erigió para adorarlos . Las setecientas mujeres que llegó a tener en calidad de reinas y las trescientas mujeres secundarias, Salomón las amó con cariño ardentísimo, y abrazó a sus deidades como el pastor pobre a su única oveja.

Se dice que hubo tormentas aquellos días de vehemente adoración. El Señor no soportaba que su virtuoso Salomón venerara otros dioses. Durante días y noches meditó sobre el castigo que merecía el rey de Israel. Fue entonces a hablar con Razón, hijo de Eliada, quien era enemigo de Salomón . Se presentó ante él y le dijo: “Razón, hijo de Eliada, tú serás el ariete de mi venganza”. Cuando Razón llegó a las murallas de Jerusalén para cumplir con los designios del Señor, le dijeron que el rey acababa de morir. Salomón exhaló su último aliento en el templo de Camos, en el monte que está enfrente de la ciudad. Razón no comprendió esta decisión del Señor. El Señor tampoco comprendió, pues nada tenía que ver con la muerte del rey. De todos modos procuró no aparecerse más ante Razón.