corro y miro el cielo, y me caigo al suelo con los brazos abiertos... soplo sobre mi hombro, para una pelusa sacar de mi ropa... limpio el desastre de mi calamidad que cayó sobre mi cuando miré y no heché a correr un arcoiris sale de mi boca y mi cabeza comienza a rodar... tantas cosas que mi mente piensa, y yo sigo parado sin hechar a correr... pero cuando corro desesperadamente... no sé a dónde me dirijo, y al cielo miro... y ya no sé más... mi cara frente al piso está...
Texto agregado el 03-06-2005, y leído por 153 visitantes. (1 voto)