Cuando la muerte nos reviente
Las pupilas
Cuando la muerte
Se apodere de los huesos
Qué habrá de justificar
Estas generaciones podridas

Sin duda la historia dirá que fuimos
Unos perros pérfidos
Unos bestiales cobardes
Que nos vaciamos en silencio
Porque tendremos que reconocer
Ante los que vengan
Que fuimos una generación de jotes
Pudriéndonos en las esquinas
Que el CARRETE fue nuestra cruel doctrina
Y que nos embriagábamos como imbéciles

Porque nuestras grandes hazañas
No fueron más que unas noches de juerga
Unas infamias y unos golpes
Que las discos y pub fueron nuestros templos
Las felicidades ingratas
Las bastardas oraciones

Porque en el fondo
Nos sentíamos tristes
Tan vacíos y solos como espectros
En la observación parásita
De nuestro retrocedido paso
Cuando la juventud
Se nos fue pudriendo en la boca
Convirtiéndonos en hombres y mujeres
Exhaustos, aturdidos
Que nunca hicimos nada más que quejarnos
Como zumos idiotas
Como viles pájaros
Ausentes del momento
Comiendo de manos ingratas
Las mentiras más amarga
Trabajando y vegetando
Se nos volvió polvo el aliento
Y así en un olvido cruento
Nos fuimos muriendo despacio

Cuando la muerte nos tuerza la boca
En un espanto
Cuanto el último hálito perezca en los labios
Habremos pasado igual que sombras
Sin dejar un triste vestigio
El mínimo rastro
Y nuestras tumbas serán entonces
Unas abandonadas rocas
Sin epitafios ni nada
Sin historia alguna
Sin siquiera una palabra