“Maldita, te maldigo ahora y para siempre” le dice Juan

“Bruto como gallego que sos” le dice María.

El dormitorio solo poseía una cama de matrimonio, dos mesitas de luz, una a cada lado con sus respectivas veladoras y la ropería en la pared lindera; ahh, también una lámpara colgante en el techo. Frente a la cama un espejo.

Interludio

Juan llega a la casa y encuentra a su mujer con otro en la cama.

“¡María …! dice Juan con su traje de oficina.

María de un sobresalto se sienta en la cama y mira a su marido y dice:

“Juan te presento a Marcos”

“Tu María, mi María como fuiste capaz de hacerme esto” y se sienta en un sillón que estaba pegado a la ropería; Marcos se levanta. Ante la vista de Juan, un rancho de grande, parecía medir como 2 metros de alto.

“Me llamó señora María, yo solo vine” dice Marcos.

“Retírese de mi casa, antes que lo mate” mientras va en busca del revolver que estaba guardado en uno de los cajones de la mesita de luz.

Cuando Marcos ve que Juan saca el revolver corre por la casa, con su señora María corriendo atrás de Juan.

En el momento en que Juan tira del gatillo, Marcos se había arrojado por la ventana que da a la calle. El revolver no dispara ya que Juan en su olvido no puso las balas en el tambor del mismo.

Final

“Maldita, te maldigo ahora y para siempre” le dice Juan

“Bruto como gallego que sos” le dice María.

Juan se sienta en el sofá del living y se pone a llorar.

María había llamado por el celular a Marcos para que le arreglase la pata de la cama, que se había salido de lugar a causa de los amoríos con Juan.