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VIAJERO XVI
El camino hacia la diosa es inconstante. Todo caminar se torna inseguro. Cuando te acerques mas y mas al templo verás hombres y mujeres que danzan al ritmo de cítaras y oboes.
Los hombres no sonríen. Los hombres solo danzan. Sus movimientos no se parecen a nada que hayas visto en ninguna de las ciudades costeras. Ni siquiera en Puertomarte. Las danzas muestran la paz de una jornada, la turbulencia de la noche. Los hombres se agitan sin consuelo y caen muchas veces siendo reemplazados por ángeles grises, tenues y desahuciados. Los hombres se recuperan a veces y siguen su danza con un frenesí oportuno o un desdén apenas sugerido. Viajero: no te detengas ante los vibrantes sonidos que emiten desde sus gargantas aguardentosas. No detengas su caminar...el sonido te vuelve sordo si te detienes. Sus emisiones son vacías, pero dañan.
La danza de las mujeres es aún más original: vibran al tiempo que giran. Sus carne, cansadas de temblar se han endurecido tanto que sus pechos parecen rocas talladas en piedra simiente, sus caderas se tornan deseables a medida que caminas. El sol ha calcinado sus cuerpos y las ropas que las cubrían se han desecho con las inclemencias del tiempo. Suaves palomas las alimentan y revolotean a su alrededor. Si fijas la mirada en alguna en particular, ésta te devolverá una mirada lánguida, incitante. Sus ojos te llevarán a un lugar húmedo y oscuro, en el que hallarás un placer inesperado. Tu boca se llenará de miel, tus latidos se aceleran. Tu cuerpo comienza a sentir la suavidad de mil dedos que lo recorren sensuales. Tu sexo se inquieta, tus manos no reconocen lugar. Tus ojos se cierran y sientes la intensidad de un orgasmo que eriza tu piel hasta volverla caliente, soberbia. Lo sientes, te invade y caes en un sopor invasor que te saca de tu centro y te conduce a un limbo somnoliento y acompasado. Al despertar, abrirás los ojos y verás un largo cabello y una mirada suave. Hombros y pecho fuertes, firmes. La imagen de esos pechos...jamás la olvidarás. Es una sensación que llena tu boca de placer y tus manos de dicha. Ella te acompañará a la puerta del templo. Allí te dejará. La diosa virgen una vez mas espera.
Algunos viajeros dicen que la virgen es siempre otra. Otros dicen que es una sola que se purifica y renueva ante cada hombre.
A pocos hombres le importa su virginidad. A todos les importa su intensa entrega.
Viajero: disfruta el camino.....
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Texto agregado el 03-06-2005, y leído por 139
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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14-06-2005 |
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Como no disfrutar el camino con tan exquisita descripción erótica. Cada vez mejor... ***** dehumanizer |
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