Me sentare encima del mundo para poder verte mas claramente. Entonces mis lagrimas caerán y el infierno se volverá presente. Tratare de matarte para en sueños recordar la agonía de tu muerte. Y así poder recordarte. Tratare de no quererte para no hablarte. Moriré en palabras muchos menos tristes y que a nadie le signifiquen muerte. Veo ejércitos de monjes tratando de salvar al mundo en mucho menos de lo que fue empeorando. Palabras tontas que el reloj me va dando como consecuencia de una aburrida tarde de invierno. Todo esto en un solo día. El día que no quise, el día que todo era nada y nada era simplemente todo lo que quería decirte. Entonces el mundo se volverá muy pequeño para mi inmenso ego, no pasare por la puerta y allí dejare todo y lo poco que poseo. Es que me siento desnuda, frente alguien que me pone en duda. Es que me siento incompleta con alguien que ni a la mitad de lo que quiso ser llega. Es que me molesta sentir incertidumbre frente a alguien. Ya está, que todo se termine. Ya me canse de juegos estúpidos. Denme la respuesta así puedo pegarme un tiro. No somos mas que un mar de contradicciones. Seres ambiciosos que queremos todo para decir que no tenemos nada. Seres infelices que dibujan sonrisas que algún buen artista tiro por mal pintadas. Somos todo y simplemente somos nada. Millones de células rejuntadas por algún dios que a mi muerte no acudirá, simplemente por que para él es vida. Somos todos restos de aquel buen hombre que alguien quiso que seamos. Somos todos falsos cuadros, de aquel Jesús de Judea, al quien todos y nadie quieren imitarlo