Adoro, primero, el modo que tienes de acercarte...Silencioso, sin que apenas se pueda sentir tu presencia. Luego, vas mostrándote tal y como eres, me dejo envolver en tu regazo y me arrastras a través del tiempo y del espacio. Te noto juanto a mí, dormitas dentro de mi cuerpo y...me vacías.
Susurras levemente, como el viento, y te veo pasar ante mis ojos. Poco a poco siento cómo te escapas, y me dejas sumida en un mundo de ensueño, en tu mundo inventado, en tu bosque de hadas; envuelta en el rocío, nadando en el tranquilo llanto que has dejado en el camino.
Sin embargo, sé, que, "a tu modo", te has quedado a mi lado, cantando esa canción que sólo tú y yo conocemos. Esa dulce melodía que se repite lentamente en mi cabeza, que escucho en mi interior sin poder evitarlo...¡Sí!, te quedas a mi lado, volando en el ambiente. Me embriagas con dulzura, abrazándome mientras cierro los ojos. ¡Paras el universo! y me lo sirves en una bandeja, entregándome además, el poder para hacer lo que quiera con él.
Me muestras un cielo violeta perdido en un largo horizonte, que apenas puedo recorrer con la mirada. Me conmueves, me enloqueces, me haces vivir un delirio infinito. Me anulas, me emborrachas y me avivas...
Hasta que desapareces...hasta que te disuelves y me dejas adorando finalmente, el modo en que tienes de alejarte, ¡lúgubre, misterioso!, que me deja flotando dulcemente sobre las grandes nubes de tu embrujo.
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