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Triste, con sus ojos cansados, vagaba el alma de esta pobre mujer. No me considero mas que ella, pero la verdad es que al verla me sentí afortunado. Al tiempo me sentí un poco miserable, sentirme bien con la desgracia de otro. Entonces me acerque a preguntarle que le ocurría. Grito histéricamente, como si fuese alguna especie de criminal o un asesino. En el instante en que me acerque de nuevo a preguntarle porque gritaba así, salió corriendo. No le di demasiada importancia y seguí caminando. La noche era hermosa, estaba llena de estrellas y con una pesadez agradable, algo común en las noches de verano.

Si, es verdad hace ya cinco meses que las cosas son diferentes, pero... no todo esta tan mal, al menos aun me quedan algunos buenos recuerdos de ella. Déjenme contarles, su nombre era Maribel, era la cosa más preciosa que jamás haya visto en mi vida, sus rasgos eran muy desproporcionados uno de otros, pero daban como resultado un todo perfecto, tal vez esta característica se debía a que precisamente todo en ella era tan feo que era demasiado hermoso, es difícil explicarles, realmente tendrían que haberla visto, de esa forma me darían la razón. A pesar de esto intentare dar una breve descripción de ella. Su tez era pálida, muy pálida, imagino que se debía a que pasaba mucho tiempo pintando encerrada en el sótano de su maltratada casa, no lo sé, solo hablo de eso una vez y no me anime a preguntarle mas, su boca era una boca gruesa, y casi siempre estaba reseca y cortajeada, Sus cejas eran de un marrón muy oscuro, pero no me atrevo a decir que fuesen negras. Tenia pómulos huesudos y un mentón muy afinado. Cuando muy rara vez sonreía parecía que solo fuese un mero acto de mostrar todos los dientes que en su boca poseía, y cabe aclarar que verdaderamente eran bastantes. Si tuviese que describir sus orejas diría que eran parecidas a uno de esos Hobbits sobre los que Talkien escribio. Y ahora si, voy a detenerme para explicar lo más hermoso que en su cara llevaba, eso que difícilmente pueda describir correctamente son sus ojos, ¡hay! ¡Si que eran hermosos! Creo que cualquier palabra que usase para definirlos les quitaría la hermosura que ellos poseían. Eran de un azul profundo con pequeñas líneas turquesas que lo cruzaban como los rayos de las bicicletas, eran parecidos al cielo justo después de haber sido alumbrado por un relámpago. Eran redondos muy redondos, hasta podría decirse saltones, la parte blanca, no era blanca sino una especie de marfil marcado por algunas venitas que se debían seguramente al cansancio. Sus pestañas eran cortas y espesas muy espesas, parecía que tuviese una pequeña gata peluda en lugar de pestañas. De vez en cuando se los delineaba con azul y eso resaltaba mas el color. Parecía que siempre estaba a punto de llorar, lo que le daba un brillo especial, realmente eran hermosos, ella era hermosa.

Maribel se había enterado en agosto que tenia SIDA yo la conocí un mes después, nunca me contó como se había contagiado, simplemente me dijo que se entero bastante tarde, y que en ese momento la enfermedad estaba bastante avanzada, pude darme cuenta que no mentía porque en su cabeza llevaba un pañuelo, y vi en sus huesudos brazos unas manchas rosas.

No puedo decir que fuimos novios, porque realmente no lo fuimos, a ella le gustaba decir que simplemente, éramos personas desgraciadas que se encontraron mutuamente, probablemente para darse en su corta existencia algún tipo de consuelo. Ella se consideraba miserable, pero sabia que yo lo era mucho mas, mas adelante tendré oportunidad de contarle mis desdichas. No sé decir si la quise, pero seguramente algún sentimiento en mi despertaba. Nunca tuvimos relaciones, y es mas, me pidió que ni siquiera intentase tocarla, realmente la agobiaba la idea de que alguien terminase como ella. Así pasamos muchos meses, sin tocarnos, sin acariciarnos, simplemente hablando y en algunos casos ni siquiera eso. Hubo veces en que pasábamos tardes enteras sin cruzar palabras, simplemente mirando la calle o escuchando los autos.

Así llego el mes de abril del año 93, ella entro en la fase final de su enfermedad, trate de acompañarla lo mas que pude, enflaqueció mucho, pero nunca perdió su hermosura, ni la de sus ojos. Finalmente en julio murió en el hospital de clínicas. No sabia si tenia familiar o no, nunca hablaba de esas cosas. Por eso no intente contactarme con nadie. Realmente iba a extrañarla mucho y a sus ojos, como me iban a faltar los ojos de Maribel. Esos que me transmitían tanta tranquilidad, tanto alivio.

Mientras recordaba todo esto la señora que salió corriendo en un principio volvió a aparecer, pero trajo a la policía con ella, no comprendía nada, todo era demasiado extraño, muy confuso. -¡¡¡¿Qué hacen?!!!! Déjenme yo no hice nada!!!!- decía tratando de defenderme, al mismo tiempo que yo decía esto la señora gritaba histéricamente: - Hay están los tienen en su pantalón!!!! Por Dios!!!. – ¿que?! Que tengo?! Conteste. Mientras que decía esto el policía revolvió mis bolsillos. Y cuando lo hizo vi en su cara el horror. Sentí su perturbación. En sus manos tenia dos ojos azules profundo, ya medio resecos por el tiempo. Se quedo paralizado y entonces fue que le dije: - Si, es verdad hace ya cinco meses que las cosas son diferentes, pero... no todo esta tan mal, al menos aun me quedan algunos buenos recuerdos de ella.




Texto agregado el 03-09-2003, y leído por 330 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
25-11-2004 Muy bueno, felicidades. argeseth
10-09-2004 uno no espera ese final.........bueno super bueno guaguita
23-07-2004 ahhh... muy bueno, desde un rpincipio la historia se aprecia, un tanto parecio a edgar allan... pero bueno. darkgirl
30-09-2003 bien narrado, una historia a la que se le puede sacar mucho material pande
03-09-2003 Me gustó muchísimo. Van cinco de las buenas. cala
 
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