Estoy en un viaje de itinerario circular, es decir: ida y vuelta... me encuentro casi llegando al punto de partida ya.
Miro por mi minúscula ventana del avión y veo esa exuberante espuma blanquísima y etérea, como esponjas celestiales, acariciando las alas de la nave.
Y me doy cuenta que siempre había pensado que el cielo estaría arriba, que equivocación
tan garrafal la mía! ... mi cielo está en la tierra, y no es un lugar al que primero haya que morirse para llegar, si no al revés, es la vida misma caminando por las veredas, es la perfección frente a la que se quisiera empezar cada día...
Y es que fuí de tour al cielo. Qué dónde está el cielo?
No sé del tuyo, pero el mío tiene nombre y número de puerta de calle.
Qué cómo es el cielo?: Cuando las puertas del cielo se abrieron ví una mezcla entre espejismo y alucinación de todas mis fantasías en una, pero tan tangible como esta ventana sobre la que apoyo mi frente ahora mismo.
Mi cielo es una composición musical en sus silencios, que puedo escuchar con el corazón.
Y el clima ahí a su alrededor es tibio, te invita a quedarte para siempre en él.
Y los colores a su alrededor enpalidecen y se hacen sombras.
Y por donde el sol le toca, es como una celebración a la luz.
Y sus sombras son todas misterios que me invitan a descubrirle.
Así que sé que el cielo existe sin dudas, pues vengo de tocarlo, de verlo, de vivirlo.
Llaman ya por los micrófonos, es hora de aterrizar: “Ajústense los cinturones. Vuelvan a la realidad”.
Lástima que el viaje terminó.
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