Y alguna mariposa florecida morirá revoloteando mis entrañas, en un sendero inquieto de ilusiones, atado a tu sonrisa. Preciso; lúcido; como un águila eterna que acecha mis confines, rondando inquieto los gemidos de mi carne. Y te lanzas en un vuelo luminoso, que abarca el espectro de mi sangre; para llevarme presa en los colores de tus alas. Ensombreces mis campos que declinan sedientos, alcanzando al sol que ronda por tu cuello; como un ave en celo que abre el centro de mis pechos, para beber el néctar de sus brotes. Y rasgas los perfiles de mi vientre, que arremeten con tus llamas; como un aleteo furioso arrasando con el cosmos; para cifrar tu plumaje erecto, dentro mi alma.
Ana.
Texto agregado el 14-12-2002, y leído por 515
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