Quédate mirándome mucho rato, gástame si quieres, pero mírame; No será difícil lograr que colisionen nuestros mundos, Que vea todo como un paisaje de soles, Que me dañe el pecho con tantos golpes. Vengo sintiendo dolores de tu corriente, hace días que bebo más café que de costumbre, me doy varias vueltas, y el humo del cigarro tiene gusto a tí... lo real con lo ficticio se une y nace ese deseo que guardo en mí, lleva tu nombre de collar, y se resbala entre mis pómulos una ilusión quebrada. Mírame mas que de costumbre, sácame de este mundo y llévame al tuyo. Quiero estar en tí, haciendo de un sueño un espejismo romántico, un caos que sólo nosotros no comprendamos. Estoy pausada donde siempre, fotografía sin marco de lo que soy, expuesta a la vida, donde tanto peligro me rapa el corazón, ¡qué miedo enamorar!, peor aún querer, mejor quedarse mirando sin habla, como una analfabeta pasiva, con un periódico con tanta vida sin tiempo ni pausas. Cuando ya parezca que la noche te llama, cierra la boca, traga ese holograma sabor a fantasía que te provoca mirar lo que había estado casi penetrando en tu piel, lo que corriste de tu lado como abeja asesina, lo que mataste de a poco, calándole los huesos, hurtando sus esperanzas… |