-¿Choche?, oye…despierta!!
-¿Que onda weon?
-Hay que irse del local, lo están cerrando…
-Mentiraaaa…si recién baile con una mina…y me senté por que me dolían las patas!
-Ahí esta la wea po’, si tabai’ terrible moto!
-Ya, ya, ya, ya, si me puedo parar solo.
Las luces se apagan, los amigos se abrazan y salen de parejas por la puerta donde apenas pasa uno, han tomado demasiado, Choche es el mas embriagado, tanto que no recuerda que estuvo sentado por mas de dos horas en una escalera llorando la partida de su ahora expolola. Apenas salen del local los amigos, empiezan a revisar los bolsillos, todo tienen las monedas para irse a sus respectivas casas… ¿pero Choche?
-Así que Chochin no tiene monedas???
-No po’, nada, me las tome todas…pero filo me voy a pata, total, Placeres no esta tan lejos
-¿Qué onda chochin?, si estamos en la plaza Sotomayor, desde aquí a tu “haus” hay mucha distancia, vay’ a quedar chato
-Ya, ya, ya, ya. Si me las arreglo solo, váyanse no mas…súper Choche se las arregla!
Los amigos partieron a sus casas, excepto Choche, que fue a reponerse a la Shell cercana, todos tomaban café, el se registra los bolsillos, recuerda que no tiene monedas y ve a una chica sola sentada en la berma, amablemente y tratando de entonar bien le pide $100, ella lo mira con su mejor cara y le dice que no tiene plata, que se va en auto, entonces, pensando en como llegar a su casa, le dice que amablemente se ofrece para acompañarla hasta su casa, la chica bastante irritada toma su bolso y lo golpea.
-¿Qué onda? ¡¡¡Si era una pregunta!!!
-Eso te pasa por barza weon asqueroso!
-Solo quería que me llevaras hasta la federico no ma’
-Juaaannnnn!!!!
-Pero en serio compañera, discúlpame, no fue mi intención molestarte
-Juaaaannnn!!!!
Rápidamente del local sale Juan, seguramente era la pareja de la chica, Choche asustado retrocede, él bastante flaco, pero de buen porte, no se comparaba al lado de los 2 metros cúbicos que venia en su dirección, intenta golpearlo, pero el gigante estaba en peores condiciones que el, rápidamente un grupo de personas los rodean, las chica le grita a Juan que lo destroce, Choche traspiraba de miedo, no entendía nada, solo quería que lo llevaran, además, el no era un borracho odioso, si no más que nada bueno para decir tonteras, así que no iba a golpear a Juan, rápidamente esquiva los golpes, pero ve que Juan se para al frente a el, y corre para hacerle un tacle, por suerte Choche se cae y el gigante pasa por encima, este se golpea de frente con la pared de la Esval, y cae al suelo, todo el grupo de gente grita entusiasta, le gritan a Choche que lo golpee y la chica de la berma corre donde Juan y le grita una santa oración, no podía estar mas furiosa, Choche deshaciéndose en explicaciones le reitera que solo quería que lo llevaran hasta la Federico. La situación no podía ser peor, no estaban sus amigos para defenderle, y ya suenan las sirenas a lo lejos, eran los carabineros, todo el grupo que formaba el ring se dio a la fuga, Choche aun tirado en el suelo veía como los señores de verde se acercaban donde estaba el, la chica de la berma les gritaba que el había golpeado a Juan, Choche sabía que por su aliento no le iban a creer su versión así que lo agarraron y lo único que pensaba el era que sucediera un milagro.
-Excuse moi!, este jovencito no tiene la culpa de nada…
-¿Quien es usted?, identifiquese!
-Oh!, pardon, yo soy el padre de la criatura
Choche miraba atónito, su padre jamás en la vida había hablado un francés tan correcto y menos se vestía tan lujosamente, pero este “supuesto padre” le estaba ayudando, así que le siguió el juego. El caballero le explico a los carabineros que su hijo había olvidado que su padre lo iba a ir a buscar y que esta señorita (refiriéndose a la chica de la berma) lo había mal interpretado, que llamó a su acompañante y este sin razón comenzó a golpearlo. Los carabineros soltaron a Choche y le dijeron al sujeto que no se preocupara y que tuviera cuidado donde carreteaba su hijo, que las calles del puerto son poco seguras para un hijo de diplomático.
El Caballero caminaba rápidamente hacia la ratonera, Choche lo seguía rápidamente mientras hacía un estudio detallado del curioso personaje, utilizando sus básicos conocimientos de historia universal, concluía que las vestimentas eran de principio de siglo.
-Jovencito, veo que me observa demasiado
-Ahh…eeehhhh…si, es que no se quien es, pero le agradezco la ayuda.
-Pues, todo tiene su precio joven…todo
Choche mira atónito, no sabía como pagarle al supuesto diplomático, se imagino mil cosas por segundo, tales como que era el hermano de Spiniak pero con gustos mayores, que le iba a pedir que robara una casa, quien sabe…
El señor se paro frente a el, saca un reloj de bolsillo el cual estaba bastante roñoso, con sus guantes de cabritilla el diplomático acaricia el reloj y este mágicamente se restaura, el joven abre la boca embobado, ve como los minuteros comienzan a retroceder, Choche voltea la mirada hacia la ratonera y observa como unas lucecillas amarillentas y violetas empiezan a salir desde la ratonera, piensa que más ebrio no puede estar y se toca la cara, con la boca abierta observa como mágicamente la ratonera se restaura y como todo el entorno del puerto cambia, baja la mirada embobada y se abren unas puertas frente a el, un par de mujeres jóvenes vestidas al mas puro estilo can-can lo invitan a entrar y el señor le susurra al oído: Je suis Emile Dubois.
Choche recuerda quien es Dubois y una bocanada de aire caliente lo hace cerrar los ojos, al abrirlos voltea para observar a Emile y ve que la entrada no existe, empieza a sudar de susto y gira en si mismo, la decoración de la habitación le hace recordar el cabaret de la película Moulin Rouge, una docenas de chicas con sus vestidos escotados forzosamente se cantonean frente a una hilera de caballeros de sombreros de copa rozándole las narices con sus voluptuosas faldas y tules que llevan, pero una de las bailarinas lo observa demasiado, Choche la observa también, y empieza a reconocerla… ¡es su abuela!.
El sabía que sus padres eran viejos, al igual que sus tíos, pero nunca pensó que su abuela, conocida solamente por algunas fotos roñosas iba a estar bailando en el cabaret mágico de la ratonera, Emile le sonreía y la señora le bailaba exóticamente, Choche no se contiene y se para a separar a su abuela de Dubois, ella le frena diciendo que no se entrometa en cosas de purgatorio, y que le debía agradecer a Emile la salvada de los carabineros, Choche quería un milagro y el apareció para salvarlo. En ese momento el joven sintió un gran peso en el pecho, recordó que estaba encerrado en un cabaret fantasmal en un edificio abandonado del puerto, debía salir como diera lugar, Emile reía eufóricamente al ver como el joven tanteaba las paredes buscando la desaparecida entrada.
Cuando el escándalo se iba transformando en cosas mayores, Dubois le detiene, pero el joven tenia demasiada angustia en el cuerpo y corre a golpearle, las chicas del cabaret gritan desesperadas y se crea un gran alboroto, un vivo intentando golpear a un muerto, los otros caballeros del lugar corren y se lanzan sobre el joven, el cual quedo inmovilizado en el suelo, Dubois se le acerca y le deja frente a su nariz un viejo revolver notoriamente corroído, todos los que estaban arriba de el desaparecen y al tomar el revolver, el cabaret cambia mágicamente a un gran pasillo, todos están en los lados y Choche se da cuenta que esta apunto de vivir un duelo de caballeros, Dubois esta a su espalda y le dice que solo tiene 3 disparos, si logra darle en alguna parte del cuerpo regresara al lugar de origen, si no, quedara por siempre en el purgatorio.
Choche traspiraba, miraba el viejo revolver y la gente susurraba, todos pendiente de la cuenta regresiva, delante de Choche se para un señor bastante viejo, el cual grita las indicaciones del duelo, y empieza a dar la cuenta regresiva, cada numero es un paso, Choche avanza mientras su corazón late fuertemente, el solo estaba en una fiesta pasando las penas y ahora esta a punto de desaparecer de la tierra por culpa de un muerto que le ayudo a salvarse de los carabineros, la cuenta final termina, ambos se apuntan, Dubois grita, Choche dispara.
Al bajar el brazo, Choche estaba parado frente a la reja de su casa.
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