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Marcos, en una tarde que él recuerda como una de las más felices de su vida, le dijo que había conseguido hablarle y que era posible presentársela, Chikan henchido de alegría abrazo a su nuevo amigo y le prometió que jugaría el próximo partido. Esa tarde podría por fin hablarle a Mati.

Sin embargo, no tomó en cuenta algo muy importante, su casi enfermiza timidez con las mujeres, que lo perseguiría hasta gran parte de su vida adulta. Marcos le presentó a Mati y él lo único que atinó a preguntarle es su edad y el tiempo que estaría en el barrio, cosas que por cierto ya sabía. El resto de la tarde estuvo secundando la divertida conversación entre su amigo y la “bella niña”.

Algunos días después de la patética escena recibió otra buena noticia, del que se había convertido ya en una especie de servicio de inteligencia privado.

- Hoy podrás acercarte más a ella, hay una fiesta en la casa de la Toti y ella seguro irá porque la Toti es su amiga.

Se alistó para la fiesta desde temprano, todo tenía que ser perfecto, su ropa, su sonrisa y sus palabras, las cuales practicó en divertidas conversaciones imaginarias con Mati. La vio esa noche, estaba bella, más bella incluso que antes.

- Sácala a bailar.
- Espérate un rato ya lo haré.

Parado en una esquina observó como los otros muchachos bailaban con ella, uno tras otro, inclusive Marcos, tres veces. Los minutos y las horas pasaban sin que Chikan se decidiese a cumplir con su objetivo.

- Vamos ya baila con ella que se acaba la fiesta.

Hizo caso a su amigo y se dirigió hacía Mati.

¿Quieres bailar?- preguntó en baja voz.

Sí- dijo ella brindándole por segunda vez su hermosa sonrisa.

No se había dado cuenta, pero la música que sonaba era lenta, al parecer ella tampoco se percató de eso al aceptar bailar. Sonrojados ambos caminaron al centro de la sala, él cogió la cintura de la muchacha como si se tratara de un valioso cristal, ella posó sus temblorosas manos en los hombros del muchacho. La música, en ese diminuto instante, produjo el efecto de una mística tonada, él apretó las manos sobre aquella cintura casi infantil, ella cruzó la manos en el escuálido cuello y las mejía se juntaron brindando una cálida caricia. Al finalizar aquellos cinco minutos de gloria toda la realidad les cayó encima, Matí lo miró a los ojos y le dijo muy avergonzada que tenía que irse y salió rápidamente en una especie de carrera contenida. Chikan luego de salir de su trance, lo cual le robó algunos valiosos segundos, fue tras ella, y es cuando ocurrió el segundo acontecimiento importante de la historia, el muchacho en la puerta de la sala tropezó con Manolo, el alcohólico delincuente de quince años, éste lo empujó e insultó, él poseído por la desesperación de perder a aquella “bella niña”, aquella aparición maravillosa, aquella bella sonrisa, aquella cálida mejía, lo golpeó sin darle tiempo a esquivarlo y lo tumbó de un puñete, saliendo, después, en una endiablada carrera hacía la casa de Mati, para hablar con ella antes que entrara.

No le pudo dar alcance y sólo en ese instante tomó conciencia de lo que había hecho, había golpeado a un tipo peligroso y vengativo, ¿qué haría?, estaba perdido, fue a casa y decidió esconderse, no salir por algunos días, aunque eso significaba no ver a la “bella niña”.

Texto agregado el 03-06-2005, y leído por 366 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
03-06-2005 lo que es capaz uno de hacer por amor ..y ademas del bueno el verdadero el de la tierna juventud...estupendo cuento ..contado con muy buena mano...mis felicitaciones*****..sigo leyendo... kasiquenoquiero
 
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