La primera vez que te vi no podía tocarte,
después, al nacer mi vida cambió.
Ahora tenia una vida que dependía totalmente de la mía,
una personita que me necesitaba para salir adelante.
Alguien que se alimentaba de mi propio ser,
y que como por arte de magia crecía cada día un poco más.
¿Qué más podía pedir? Era absolutamente feliz. Por fin.

Con el paso del tiempo aprendí a pensar las 24 horas del día en ti.
Eras mi motivo para levantarme cada mañana, para acostarme cada noche,
eras vida… mi vida.

Pero todo cambió.
Alguien decidió que yo no me merecía todo aquello,
te cogió y te llevó al más allá.
¿Quién me necesitaba ahora para seguir adelante?
¿Quién se alimentaba ahora de mi?
¿Quién crecía por arte de magia?
¿Qué motivo tenia ahora yo para levantarme cada mañana, o para acostarme cada noche?
La última vez que te vi tampoco podía tocarte, eras uno más de mi sueño.