Poco a poco se fue diluyendo el tiempo en mi cabeza y las espinas dejaron de perforarme el pecho y los antebrazos, la sangre fluía mas lentamente y el intenso sabor a café amargo se perdía en recuerdos de mañanas frías y llantos.

Me levanté queriendo gritar, pero la ola de frío que entró por la ventana me impidió pronunciar palabra alguna. Me acurruqué como niño enfermo entre sus mantas a esperar que den las 10 de la mañana para que el silencio y el frío se vayan y el ruido capitalino acompañado de un calor intenso se pronuncien en mi ventana.

Van tres noches seguidas que las espinas marcan mi pecho y antebrazos, van tres noches y más de seis sábanas cubiertas de sangre. Van tres noches donde el intenso sabor a café amargo me impide cerrar los ojos para borrar tu imagen de mi mente. Van tres noches acompañadas de gritos y llantos.

Me levanté queriendo gritar, pero la ola de frío que entró por mi ventana me impidió pronunciar palabra alguna...

Hoy no me acurruqué en las mantas, hoy no quise ocultarme hasta que den las 10 de la mañana.
Hoy fue el día en que la sangre se volvió costra, hoy fue el día en que aprendí a disfrutar el intenso sabor amargo de la vida, hoy me desperté con frío, hoy no hubo ruido capitalino por mi ventana...

Hoy me di cuenta que sin ti, ya tengo que vivir.