Yendo despacio
hacia el punto
en donde nacen
la soledad y el miedo,
el hambre y la esperanza,
las ganas y el silencio,
encuentor sin pensarlo
una flor recortada
a la homogeneidad
de la neblina;
una gota de lluvia
acariciando un pétalo:
el dedo de la noche
subiendo madrugadas;
el canto de los gallos
movilizando auroras;
y tu voz, que me llama
en la bruma sin tiempo
y abre surcos de vida
por entre las angustias
de la nada.
Texto agregado el 02-06-2005, y leído por 234
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