–Inspirada en “Oración que Ayuda a Bien Condenarse a un Tirano” de
Álvaro Menéndez Leal
Dios mío,
Señor,
Mi Señor,
Yo sé, con gran plenitud,
que de todos tus hijos,
-de todos los que pueblan el mundo
y vagan por rumbos lejanos a ti-
aquellos de los que más te arrepientes
son los que afirman tener tu palabra en sus bocas,
ser ungidos de tu aceite divino,
compartir tu benevolencia
y ser brazos de tu salvación para los desamparados.
Sé que los conoces a todos,
que los conoces muy bien.
Los reconoces por fuera,
por sus suntuosas prendas,
por sus gestos desdeñantes y altivos,
y por su prole maldita.
Los reconoces por dentro,
por sus almas desgajadas y pushcas,
por sus intenciones manipuladoras y viles,
y por sus perversidades ocultas.
Asimismo sé,
-más bien, temo-
de tu infinita misericordia,
que se mantiene ignita sin perjuicio particular.
Y por ello me asusta pensar
que cuando uno de estos llegue a ti
con una mirada gacha y humilde,
que nunca conocería en esta tu tierra,
tu corazón inmenso se desparrame en indulgencia.
Señor,
Mi señor, yo, hijo tuyo, te pido,
te ruego e imploro,
no, no, no, no dejes que te seduzcan,
con sus palabras embelesadoras,
y conocimientos de psicología de masas,
así como han seducido a millones,
innumerables e innominados espíritus tristes y necesitados,
que sedientos de ti, encontraron en sus mentiras
copas llenas y más llenas de veneno engañoso de
esperanzas falsas, explotación económica y espiritual
Y servidumbre ciega,
reduciéndose a rebaño inútil.
Por esto,
Mi Dios Bendito,
te ruego seas justo y duro, y envíes a uno y cada uno
al claustro infernal correspondiente.
Una gran bendición has vertido,
sobre todo un pueblo,
al permitir se aprisione a uno de tantos de estos bellacos,
que sin duda es uno de los peores,
capataz y azote de los más débiles e ignorantes.
Padre Eterno,
que mi plegaria se funda en tus oídos:
permite que el hermano Toby pase encerrado muchos años,
pagando un infinitesimal, al menos, de tanto mal que ha causado.
Aparta ese absceso espiritual siquiera un momento de sus sufridos.
Aleja de tu fiel pueblo ese amargo cáliz,
y que sea por un tiempo largo,
porque cuando llegue el infeliz día en que sea liberado
de nuevo a reptar por entre tus hijos,
¡ay será de ellos!
Mientras tanto, Señor,
cuida a tu pueblo también
de su infernal vástago,
que hace lo impensable al superar a su padre
en soberbia, desfachatez, despotismo y venalidad.
Eso sí,
Padre Santo,
si he de pedirte algo más,
en cuanto no llegue el día en que los llames
al cadalso merecido,
cuida de ellos de cualquier atentado.
No permitas que bala, esquirla o llama homicida los alcance,
porque lo último que necesitan tus hijos semovientes engañados y domados,
es juzgar a estas plagas demoníacas,
como mártires.
Gracias por escuchar a tu siervo,
Mi Señor.
Amén,
Y amén.
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