En una noche larga, una noche como todas las demás luna, con algunas nubes avisando lluvia ligera, una oscuridad que ha vencido en una batalla con la luz, se encuentra el estudiante.
Es tarde ya incluso para una mente joven y audaz como la suya, pero el sigue absorto en los libros de filosofía, sigue tratando de averiguar el por que de el ser, y de cómo se desenvuelve el hombre en su sociedad actual.
-existo, luego pienso, existo por que pienso y pienso por que existo- se repetía y sin embargo no descifraba el sentido de las frases que leía, tal vez era demasiado tarde.
Siguió leyendo-... y el sentido material de lo inmaterial radica en el ver ante lo ojos de es ser que lo trata de analizar-
Las palabras ya le eran indiferentes e irreconocibles de una mancha en el papel, se tornaban cada vez mas borrosas e in entendibles, y por fin lo inevitable sucedió, el joven se ha quedado dormido.
Incluso en sus sueños flotaba en las palabras y trataba de hacerlas suyas, nada podía hacer que se alejara de aquellas que le habían hecho compañía en los momentos difíciles, esas que nunca faltaron cuando todos estaban ensimismados en su egoísmo, cuando los pensamientos y la angustia llegaba nunca fallaban y sin embargo nunca eran demasiado buenas para que todos los pensamientos y las actitudes funestas desaparecieran por completo, pero el joven no sabia que eras lo que le hacia falta.
Cada sueño era el mismo, él metido en los libros tratando de descifrar el por que de los conocimientos adquiriros o el sentido mismo de eso que le hacia falta, sin embargo al llegar al colegio el sueño era otro, ya no estaba entre los renglones de un tratado o cruzando párrafos complementarios, su sueño se remitía solo a saber como podría salir de ese oscuro rincón en donde el alma lo había llevado.
Así pasaban los días, el joven por las mañanas tratando de resolver sus problema y fantaseando con posibles soluciones y en las noches averiguando el significado de palabras en desorden acomodadas e tal modo que le decían algo.
Tal vez pedía demasiado o es que no sabia que es lo que en verdad estaba deseando, no sabia si necesitaba de un compañero que le reprochara sus tratados, o una buena idea que publicar, o una damisela que necesitara como el una explicación de sus pensamientos.
Un día tratando con sus opciones, se decidió a jugar suerte con las personas, finalmente eso era lo que estudiaba día con día el pensamiento de otra gente y sus comportamientos a diversas situaciones, así que sutilmente saludo y expreso algunas frases para “romper el hielo” que lo hacían parecer otro de los que el llamaba “zombis”, pero al fin y al cabo tal vez seria eso lo que le faltaba para contener contra esa angustia de estar sin opción alguna que leer y aunque solo fuera por cortesía lo admitieron al menos por ese momento a ese grupo de personas que no tenían nada en común, pero que compartían muchas cosas.
Más tarde nuestro colega estaba casi integrado al grupo, conversando acerca de temas diversos y de situaciones irreales (pero probables) y siguió, la tarde hasta que todos decidieron retirarse y así paso el primer día de su aventura o experimento.
Los días pasaron y cada vez mas tiempo el joven pasaba con sus nuevos compañeros, al parecer todos se mostraban amables con el, incluso se pudo dar el lujo de salir un día con aquellos que los aceptaron un día ya lejano.
-¿y la duda y la angustia?- pensó un día cuando regresaba de un viaje. –creo que sigue ahí, pensó para si mismo pues aunque me han mostrado afecto, sigo igual con ese hoyo que nadie puede llenar.
Al día siguiente como se había hecho rutina, llego a su facultad, saludo a sus compañeros y les hablo acerca de su interrogante, pensó que al hacerlo ellos le ayudarían a salir adelante, pues conocían sus bases y su pensamiento, tal vez eran ellos la solución.
Pero ya saben que paso, al escuchar esos su “colegas” se sintieron ofendidos, confirmando lo que alguna vez pensó nuestro joven, que solo escuchaban algunos sonidos que salían de su boca pero que en realidad nunca lo escucharon del todo, pero que podía hacer ahora, solo decirle lo que hace mucho no pensaba, que la gente como ellos solo servia para una cosa, solo servían como ejemplos de los entes que no ejercían su derecho a pensar y a ser libres, sino que eran de la clase zombi la cual solo seguían la moda y los malos hábitos de los que estaban en el poder.
Así el joven ha aprendido la lección del año, en no confiar en la gente tan fácilmente. Todavía sigue la pregunta en el aire y el sentimiento mas arraigado en su alma que nunca, pero comprendió que si algo lo quería resolver lo tendría que hacer por si mismo.
Así que las noches siguen siendo iguales, los sueños y las dudas, las letras y los párrafos, la filosofía tal y como debe ser, incomprensible.
|