Tus palabras
escapan por tus manos,
tienen la dulzura
que se esconde en lo incierto.
Yo
apenas un dolor
sin rostro.
¿Qué será de mí?
¿Que será de ti?
La misma soledad
y una distancia eterna.
Has hurgado
en mi memoria,
en mis muertos,
en la melancolía,
que susurra
cada noche en mi puerta;
has reconocido
la inocencia,
que se esconde
en la sangre
del poema
que me ahoga.
¿Quién soy para ti?
Ahora
cuando la noche llega,
cuando el hilo
cocido sin nudo
nos separa irremediablemente;
acaso me imaginas,
pequeña,
desertora de todo abrazo,
escapando de todas las miradas
que me asfixian .
¿Quién eres para mí?
Ahora
cuando sonámbula
me sacudo esta nada
y caigo de rodillas
por una caricia,
acaso te imagino
enorme
indestructible,
sosteniendo esta pena .
Mi costado invisible
te susurra
la niña sin consuelo
te susurra.
Me está borrando la sonrisa,
esta vulnerable manía
de escapar...