Nuevamente desperté en ti, cosecha de la piel entre los dedos, como una marea de deseos aprisionando este tormento. La vida gira entorno a tu presencia, a ese entreabrir de párpados imaginarios, al mundo latiendo lento y sigiloso en el enredo de las bocas, a vos, como único destinatario de mis frases. Y el cielo se derrama en la fuente de tus labios, me provocas, tejes mis lenguas en el albergue de tus fauces, asomas dentro, te hundes en un sin fin de extremidades, lames el lecho de mi amor bajo las aguas que te reproducen. No soy si no estas, carezco de sentido, balbuceo, gimo, me equivoco, navego errante en la profundidad de tu destino, extraño ese numen que te envuelve, el sonido de tu aliento habitando mis instantes, la paz de los silencios en la oscuridad de las batallas. Sigo internada en tu regazo, recorriendo las ramificaciones de tus venas, en ese desenfreno de miradas que yacen dentro de lo más remoto de las almas.
Ana Cecilia.
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